SEGURIDAD

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Guillermo acompaño al especialista y se siente bastante ansioso, no quiere dejarla sola en un momento como ese y quiere que el hombre sea rápido.

–Cuando me llamaron, busque si el paciente estuvo tratándose o hablo con alguien y encontré a otro psiquiatra. Lo llamo la tía del paciente y tuvieron una sesión, lo que escuche es terrible Guillermo y lo único que te voy a pedir es que alejes a tu esposa de Mateo.

Guillermo lo mira con miedo y se agarra la cabeza por un segundo.

–¿Qué es lo que te dijo?

–Es secreto profesional, no puedo. Lo que te puedo decir es que es peligroso, está obsesionado con tu esposa y puede hacerle daño.

Mateo está delirando mientras observa a su amor y ella lo mira con precaución y alivio.

–¿Estás bien?

El joven sonríe mientras su mano sigue en su mejilla.

–Ahora que estás acá me siento muchísimo mejor. –Su sonrisa es amplia. –Que suerte que estás conmigo.

Se siente un poco para poder abrazarla y Olivia acaricia su espalda suavemente. Mateo oculta su rostro en el hombro de ella y la abraza con fuerza, casi asfixiándola.

Ella se separa y lo calma.

–Me estás sacando el aire. –Ella sonríe. –¿Por qué no te acuestas? –Le pide con calma y Mateo le hace caso. –¿Por qué hiciste eso, Mateo? ¿No te das cuenta que estarías muerto si ese profesional no hubiera estado en tu casa?

–¿Profesional?

–El hombre es un psiquiatra, con mi marido llegamos a la conclusión de que necesitas ayuda después de todo lo que paso con tu tía.

La felicidad que hubo en Mateo desapareció por completo al escuchar eso.

–¿Piensas que estoy loco?

–Claro que no, solamente queremos que estés bien.

–¿Queremos? Tu marido quiere que me encierren en un manicomio y no te das cuenta. Se que el fue el que dio la idea. –Nervioso.

–Cálmate Mateo, te estás equivocando en lo que estás diciendo.

La respiración de Olivia es errática mientras los ojos de Mateo la miran con furia. La puerta se abre de pronto y la mirada en llamas del joven se posa en Guillermo, lo odia con todas sus fuerzas que lo único que desea es acabar con el.

Olivia observa a su esposo algo asustada y el se acerca.

–Tenemos que irnos, estás muy cansada.

Ella no dice nada, solo se limita a asentir y su esposo la agarra de la mano para ayudarla a ponerse de pie. La abraza con suavidad cuando ella se puso de pie y miro a Mateo.

–Espero que te mejores Mateo. –Dice Guillermo.

Mateo no dijo nada, vio al matrimonio mientras salen de la habitación y el joven agarra el vaso que hay en la mesa y lo tira contra la pared.

Olivia escucha todo desde afuera y cierra los ojos, su marido la mira desde cerca.

–¿Estás bien, amor? Estás pálida.

Asiente y los ojos de su mujer están llenos de tristeza, Guillermo decidió sacarla inmediatamente del hospital que ni siquiera se despidió del psiquiatra y la lleva al auto. Ella no abrió la boca y quiso saber que es lo que está pensando, quiere sacarle toda la culpa que no la deja vivir y le preocupa el estado en el que está.

–Podemos ir al rio o al cine, un poco de distracción nos hará bien.

Olivia lo mira y toma su mano suavemente mientras en sus ojos azules aparece un poco de brillo.

–Solo quiero descansar amor, más tarde podemos hacer eso. –Sonríe un poco y suspira.

Guillermo asiente y besa sus labios con suavidad antes de arrancar el coche.

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