MALESTAR

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Olivia se despertó por un dolor que tiene en el abdomen y suspira despacio. Guillermo todavía está dormido y su esposa lo ve mientras se sienta en la cama. Apoya la mano en su estomago y ve la hora que es. Se dio cuenta de que son casi las 7 de la tarde y el teléfono de línea empieza a sonar. El ruido despierta a Guillermo y Olivia se acomoda para agarrar el teléfono de la mesa de luz.

–¿Hola?

–Señora Castro, soy el psiquiatra Rivadeneira. La llamo desde el hospital.

–Ah si el psiquiatra. –Aclara su memoria y Guillermo se sienta, tratando de escuchar la conversación. –¿Paso algo?

–Se trata del joven, cuando fui a su casa lo encontré borracho y se desvaneció. Bebio una cantidad importante y los médicos tienen que estabilizarlo.

El dolor abdominal paso a otro plano y ella salió enseguida de la cama. Su esposo no entiende nada y se siente ansioso.

–¿En qué hospital está?

Olivia asiente cuando escucha al psiquiatra y corta enseguida.

–¿Qué paso? –Confundido.

–Mateo está en el hospital. El psiquiatra lo encontró en la casa ya desvanecido. –Suspira.

–Te llevo.

Olivia asiente y salen rápido de la habitación.

Una vez que entran en el auto, ella está demasiado preocupada por la salud de Mateo, reprochándose de porque no le hizo caso e ir a su casa para que no hiciera lo que hizo. Cierra los ojos y se queja cuando su vista se nubla.

Guillermo está acompañándola y toma su mano con fuerza. Todo se está yendo de las manos y lo único que quiere es que ella no sufra. Llegaron al hospital y fueron al cuarto donde le indico el psiquiatra, encontrando al hombre afuera.

–¿Despertó? –Fue lo primero que pregunto.

–Recupero la conciencia y la enfermera me pidió que me quede afuera. Está demasiado nervioso.

Olivia cierra los ojos y Guillermo la abraza con suavidad.

–Se recuperara pero necesita ayuda.

El matrimonio asiente y Olivia apoya la cabeza en el pecho de su marido. No se está sintiendo muy bien pero ahora ella no es importante en este momento.

–¿Por qué no nos sentamos, amor? –Acaricia su espalda suavemente. –Ya vamos a tener noticias en cualquier momento.

–Está bien.

No quiere protestar y acepta cansada, caminan hacia los asientos y Guillermo la mira de cerca.

El psiquiatra observa al matrimonio y se aclara la garganta.

–¿Podemos hablar a solas, señor? –Mira a Guillermo y luego a la mujer. –Si a usted no le molesta.

Olivia solo se limita a negar y su esposo duda antes de hacerlo, no quiere dejarla sola pero ella acaricia su mano.

–Anda, no pasa nada cariño.

Guillermo asiente y besa sus labios antes de alejarse.

–Volveré enseguida.

Ella sonríe un poco y asiente antes de dejarlo ir. Olivia se queda sola esperando alguna noticia de Mateo y traga saliva mientras se pone de pie. Le costo hacerlo porque su cabeza le dio vueltas y respira hondo mientras se acerca a la puerta donde está el. Gira el picaporte y ve a Mateo acostado en la cama con los ojos cerrados, cierra la puerta y se acerca lentamente hacia la silla cerca de la cama. Se siente a su lado y sus ojos azules lo miran con tristeza al encontrarlo de esa manera. Un montón de pensamientos atraviesa su cabeza y está llena de culpa.

Toma suavemente su mano y ruega de que Mateo encuentre la manera de que se recupere completamente.

La respiración del joven es tranquila y ella se queda con el hasta que el joven abre los ojos lentamente. Encontrándose con Olivia y se siente demasiado aturdido. Al verla con una sonrisa pensó que todavía está en el sueño pero por las paredes blancas pensó que encontró la paz al fin.

Su mano se apoya en la mejilla suave de Olivia y su mirada es llena de paz mientras la admira.

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