AGONIA

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Al otro día, Guillermo pudo abrir los ojos al fin y se dio cuenta de que está en una habitación de un hospital. Se sentó rápidamente sin importarle el dolor que le provoco ese movimiento, lo único que le importa es el bienestar de su esposa y de su bebé en camino. Intento levantarse pero está tan débil que no puede ni moverse sin sentirse mareado. Una enfermera entra cuando el hombre está sentado en la cama y se apresura para acostarlo sobre la cama.

–No, no. –Se niega. –No debería estar acá, tengo que buscar a mi esposa.

–No se puede señor, le han disparado. –Su voz es severa. –Tiene que quedarse acá, la policía ya está buscando a su esposa, la encontraran sana y salva.

La mujer trata de consolarlo pero Guillermo sigue empecinado en salir del hospital y salvar a su esposa. La enfermera se da cuenta de que no puede hacer nada y llama de emergencia a un doctor para que la ayude a contener al paciente. El doctor ingreso a la habitación y le pidió a la enfermera que le administre un calmante y procede a agarrar a Guillermo con fuerza. Guillermo no opuso resistencia, ya no le queda fuerzas y menos con el calmante que le dieron. Quedo dormido de inmediato y lo dejaron en la cama.

La enfermera sintió lastima por el y suspira, mira al doctor por un segundo.

–No puede salir del hospital, todavía está convaleciente. No importa lo que diga y ruegue, su estado de salud fue muy delicado y tiene que recuperarse. De su mujer se está encargando la policía.

La mujer asiente y traga saliva.

–Hay una amiga del matrimonio que está esperando afuera, me ocupare de decirle lo mismo. –El medico volvió a hablar y sale rápidamente.

Olivia se sintió tan cansada que ni se levanto en el horario de la cena, ni siquiera tiene hambre para desayunar ahora. La sola presencia de Mateo la tiene horrorizada y sabe que la agonía recién está esperando. Cuando se despertó, los brazos de Mateo la tienen sujeta y su estomago se contrajo, ni siquiera puede aguantar su cercanía y se alejo de inmediato, sin darse cuenta de que está despierto.

–¿Pasa algo, nena? –Se sienta mientras la observa con atención.

Ella no le contesta, solamente se queda estática y no se atreve a mirarlo, dándole la espalda y lo escucha suspirar.

–Se que este es un cambio muy brusco pero vas a ver que todo ira bien para nuestra familia. –Sonrie. –El bebé es lo más importante. –Acaricia su vientre y ella se aparta al no tolerar sus caricias aberrantes.

–No me toques. –Alterada. –No quiero que me toques.

Los ojos de Mateo la miran con una expresión realmente aterradora y se pone de pie para quedar muy cerca de su mujer.

–No me hagas enojar Olivia. Realmente no me quieres ver así. –Sonríe. –Mi paciencia tiene un limite y no quiero hacerles daño. –Su mirada se suavizo. –Preparare el desayuno, necesitas comer.

Sale del cuarto y Olivia se lleva las manos hacia la cabeza, sus lagrimas se desparraman por sus mejillas y se sienta en la cama.

Baja la cabeza y volvió a rezar para que Guillermo estuviera bien, eso es lo único en lo que piensa y ruega por el. Si tuviera que dar su vida para que el viva, lo haría sin pensarlo dos veces.

Respira hondo cuando siente que está por vomitar y tose sin poder controlarlo, cubre su rostro con sus manos y rompe en llanto. Nunca pensó que su vida se convertiría en un infierno, la felicidad estaba tan cerca y ahora desapareció por completo.

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