MOLESTO

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Al otro día, Olivia se despierta sintiéndose exhausta. Había hecho el amor por un tiempo largo y solo pudo dormir unas pocas horas. Guillermo sigue durmiendo mientras sus brazos envuelven su cuerpo y ella se queda unos minutos acostada con el hasta que decide levantarse cuidadosamente sin despertarlo. Se pone su camisón y se lava los dientes después de entrar al baño. Baja las escaleras y suspira suavemente, sabe que más tarde tendrá que ver a Mateo y terminar todo. No quiere ni pensar lo roto que estará por su culpa y no deja de martirizarse por eso.

Se hace el café y deja lo suficiente para que su esposo se sirva, tosta un poco de pan en la tostadora y se sienta cerca de la mesa de la cocina. Toma su café en silencio y está tan concentrada en sus pensamientos que no escucha las pisadas de Guillermo entrando a la cocina. Su esposo la observa notándola un poco rara, se sienta a su lado y ella cae a la realidad cuando Guillermo la toma de la mano.

–¿Te pasa algo, amor?

–Solo estaba pensando. –Sonrie y besa suavemente sus labios. –Buenos días.

Guillermo sonríe de vuelta y acaricia su espalda baja.

–¿Cómo dormiste?

Ella lo mira sintiéndose de buen animo y Guillermo la observa provocándole.

–Un poco. –Olivia contesta y su esposo la abraza con fuerza.

–Pido perdón por eso. No lo pude evitar, estoy recuperando el tiempo perdido.

Olivia sonríe suavemente y apoya la cabeza en su hombro.

–Sabes... después del desayuno me tengo que ir por eso estoy un poco apurada. –Susurra.

–Si quieres te acompaño.

Ella levanta la cabeza y niega nerviosa.

–No hace falta amor, estaré bien. Solo estaré con Liliana.

Se muestra sonriente para no encender ninguna alarma y vuelve a besarlo antes de ponerse de pie. Guillermo se quedo extrañado pero decidió no preguntarle nada, decidió esperar a que ella lo dijera más tarde.

Olivia sale de la casa y deja escapar un largo suspiro después de sentarse en el auto, medito un rato en como decirle y apoya la frente en el volante. No sabe como decirle pero ya tiene que terminar cuanto antes y decirle la verdad a Guillermo.

Enciende el motor y conduce hacia la casa de Mateo. Solamente tarda menos de 20 minutos por el poco tráfico que hay en la calle. Baja del auto y camina a la puerta, toca el timbre y espera a que el le abra la puerta. Cuando lo hace, Mateo la observa con un brillo en sus ojos y la hace pasar. Tiene tantas ganas de abrazarla y besarla pero cuando se inclino para besarla Olivia da un paso hacia atrás, eso lo dejo completamente confundido.

–¿Paso algo? ¿Te sientes bien, bebé?

–Estoy bien. –Incomoda.

–¿Por qué me rechazas si estás bien?

Se acerca suavemente a Olivia y ella se muestra más nerviosa que nunca, traga saliva y Mateo está tratando de entenderla.

–Tenemos que hablar Mateo. No es fácil lo que tengo para decir.

–¿Se trata de tu marido? ¿Eso te tiene así? –Ella no dice nada. –¿En serio te estás dejando arrastrar de nuevo con sus mentiras? –Aprieta los dientes mientras su furia crece. –¿Tanto lo amas?

–Es mi marido, Mateo. –Traga saliva y se toma su tiempo para volver a hablar. –Todavía lo amo.

Se lleva las manos hacia la cabeza y Olivia se sienta absolutamente mal al verlo de esa manera. Nunca lo había visto así y no deja de echarse la culpa por lastimarlo.

–Me acosté con el. –Suelta y lo mira temerosa mientras que Mateo la mira sin expresión.

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