VELORIO

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Ahí se dio cuenta de que todo se trata de un juego y se ríe en cara de los hombres.

–¿En serio piensan que me voy a creer eso? –Se cruza de brazos. –Ahora que están aquí voy a aprovechar para decirles que no voy a volver y haga lo que haga no voy a creer todas sus mentiras.

Los policías miraron sin entender al joven que empezó a delirar.

–Nos tiene que acompañar señor, es urgente.

–No ire a ningún lado con ustedes. ¿Por quien me toman? No ire a hablar con mi tía, no me voy a creer eso que dijeron.

Los hombres no saben que pensar al escuchar las palabras de Mateo. Si no coopera con ellos no tienen otra manera que llevarlo a la fuerza a la morgue. Lo tuvieron que hacer al ver que Mateo no quiere salir de su casa. Lo esposaron y el joven casi se resiste pero lo mantuvieron en el patrullero. Se lleno de furia en el trayecto y su mirada se suavizo al darse cuenta de que no van de camino a la casa de su tía. Se sorprende al ver que llega a un hospital y siente un sudor frío recorriendo su cuerpo.

Los policías bajan del patrullero y sacan a Mateo, el joven los observa con terror, buscando respuestas.

–¿Qué paso con mi tia? ¿De verdad murió?

–Si señor, murió ayer de un paro cardiaco. Nadie la auxilio en el momento que lo tuvo, una amiga intento hacerlo hoy a la mañana pero ya era tarde.

Mateo se quedo petrificado y su mirada está desorbitada. Las lagrimas salieron sin control y se lleva las manos a su rostro mientras se arrodilla en el piso. Llorando aun más al saber que es el culpable de la muere de su tía. Los policías lo levantan con cuidado y el joven está desconsolado. Lo llevan hacia la morgue del hospital y un medico le muestra el cuerpo, lo que destroza a Mateo y se acerca al cuerpo de su tía, apoya la cabeza en el hombro de Isabel y llora desconsoladamente mientras la abraza con fuerza.

–Perdóname tía. –Llora. –Por dios perdóname.

El medico apoya la mano en su hombro para tratar de consolarlo.

Mateo no quiso despegarse de Isabel y con todo pesar decidió el velatorio. Lo hará en su casa y el hospital le consiguió un sacerdote para que lo acompañe en el velorio.

Más tarde, los medios dieron la información que el velatorio será desde las 7 de la tarde y a la mañana sepultaran el cuerpo cerca de las 8 de la mañana. Guillermo está con Olivia mirando las noticias y la observa.

–¿Entonces que haras? –Abrazándola con suavidad.

–No lo se... no quiero incomodar a Mateo. –Suspira. –Iré mañana cuando sepulten el cuerpo.

Guillermo asiente y besa su frente mientras peina su cabello con sus dedos.

–Esta bien, mi amor. Si quieres te acompaño.

–Gracias. –Ella sonríe un poco y cierra los ojos, respirando hondo.

Mateo estuvo con pocas personas en el velorio, no tiene muchos familiares y solo se despidieron amigos llegados a su tía. El joven está parado solo cerca del ataud y no puede dejar de pensar en lo que necesita que Olivia esté con el.

–¿Vendra? –Penso. –¿Vendrá o me abandono por completo?

Está demasiado triste y ella solamente podrá acabar con la tristeza que tiene su alma. Cierra los ojos y baja la cabeza, manteniendo las esperanzas de que Olivia entre a la casa y lo abrace con fuerza.

La espero y la espero, el tiempo fue pasando y ella no apareció. Destrozando a Mateo por completo.

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