OFRENDA

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Más tarde, Olivia junto sus cosas después de terminar la clase y Mateo se quedo con ella, cuando se acerco a ella para besar sus labios, Olivia se separa un poco.

–Calma Mateo. –Lo mira con tranquilidad. –Puede venir algún chico a buscar algo que se dejo olvidado. –Sonríe y besa rápidamente sus labios. –No querrás que se entere todo el mundo, ¿no?

Ella acaricia su pecho mientras le explica y Mateo la observa en silencio, solamente mueve la cabeza para negar.

–Entonces ya lo sabes. –Palmea su espalda. –¿Por qué no te vas y espero un poco para salir?

–Esta bien. –La besa por ultima vez. –Después mándame un mensaje cuando llegues a tu casa.

–Lo hare. –Sonríe.

Mateo se va del taller y ella se lleva la mano hacia su cabello, respirando hondo. Todavía siente su cuerpo un poco sensible después de acostarse con Mateo, pudo pasar desapercibida en la clase pero en su interior todavía está convulsionado.

Al tiempo, sale del taller y entra al auto después de dejar sus cosas en el asiento del acompañante. Se sienta y se pone el cinturón de seguridad antes de encender el motor. Conduce hacia su casa y lo hizo rápidamente por el ligero trafico que hay en la ciudad, estaciona al frente de la casa y agarra sus cosas antes de salir del auto. Cierra la puerta con llave y camina hacia la entrada. Entra a la casa, todos los cuartos están con las luces apagadas, dándose cuenta que Guillermo todavía no está en la casa. Deja sus cosas en el cuarto donde trabaja.

Se tomo unos minutos para descansar y cuando estuvo por mandarle un mensaje a Mateo, el timbre sonó y deja su celular en la mesa, camina hacia la puerta y cuando la abre, hay dos hombres sosteniendo una enorme piedra.

–Buenas tardes señora, ¿Dónde le dejamos esto?

Ella se quedó sorprendida mirando la piedra y parpadea mientras reacciona.

–Si... acompáñenme.

Los dos hombres lo hacen, caminando con cuidado para no tirar la piedra. Ella los lleva hacia el cuarto y ellos lo apoyan donde Olivia les indico, cuando ellos lo hacen, la mujer observa la nota pegada en la piedra.

–Muchas gracias, los acompaño a la puerta.

Los despide con amabilidad y cierra la puerta cuando queda sola, vuelve al cuarto para agarrar la nota y leerla. La despega de la piedra y abre el papel.

"Siento todo lo que ha pasado. Está piedra es una ofrenda de paz entre nosotros. Te prometo que esa mujer no te molestara más.

Siempre tuyo, Guillermo".

Ella trata de respirar mientras su corazón late con fuerza, odia sentir esa sensación de amor que está sintiendo en ese momento. Odia estar enamorada de un hombre que solamente se burlo de sus sentimientos.

Se muerde el labio mientras deja la nota en el cesto de la basura y escucha la voz de Guillermo llamándola. Olivia sale del cuarto y camina hacia la entrada, su esposo recién llega del trabajo y está ansioso para ver si le llego su regalo.

–No te hubieras molestado Guillermo, habrá sido un gasto importante.

–No importa eso. –La mira con amor. –Quise regalarte eso porque quiero reparar un poco lo que paso ayer. –Traga saliva.

Ella asiente lentamente mientras lo mira seriamente. Su esposo quiso abrazarla con suavidad y disfrutar esa sensación de tenerla en sus brazos.

–Gracias y acepto esa ofrenda de paz, si esa mujer no vuelve a molestar, obvio. –Bromea y casi se arrepiente al ver su sonrisa que la hizo temblar y se aclara la garganta.

Guillermo sonríe un poco y niega enseguida.

–No lo hará.

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