OXIGENO

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Ella se ríe mientras nota que Sebastián está desesperado.

–¿Y tu quien eres para decirme lo que tengo que hacer? Eres tan patético. La voy a sacar de encima porque Guillermo es solo mio y ella está en el medio. Tan fácil como eso.

–Estas loca, loca. –Desesperado.

–¿Terminaste? A pesar que no se murió, quiero festejar. Sal de mi vista y con esto, date por enterado que nuestra alianza se termina. –Dice tranquila. –No quiero ningún inútil cerca de mi.

Al día siguiente, Guillermo no se despego de su esposa en toda la noche, se quedo dormido inclinado hacia la camilla donde Olivia está dormida. 

Olivia abre los ojos cerca de las 10 de la mañana y no tiene idea donde está hasta que ve todo con claridad, se da cuenta de que está en el hospital y Guillermo está dormido a su lado, agarrando su mano con suavidad. Su esposa lo observa mientras se sienta con cuidado y gime suavemente al sentirse aturdida. La cabeza le duele demasiado y le da vueltas, no puede mover el cuello por el cuello ortopédico y su cuerpo le duele. No entiende porque está así, no recuerda nada de lo que le paso el día anterior. Su vista vuelve a la normalidad después de unos minutos y baja la mirada para ver a Guillermo. Su mano se mueve lentamente hacia la cabeza de su marido y la acaricia suavemente. Lo ve durmiendo tan mal que se sintió culpable por estar en esa situación, suspira con cansancio y sigue acaricia su cabello, mirando como está profundamente dormido.

Guillermo sintió que una mano cálida acaricia su cuero cabelludo y abre los ojos, encontrándose a Olivia sentada y sin dejar de mirarlo. Levanta la cabeza y sonríe aliviado al ver que su Olivia al fin despertó.

–¿Cómo estás?

–He estado mejor. –Sonríe un poco. –Me duele un poco el cuello. –Incomoda.

Guillermo acaricia su mejilla y asiente mientras hace que se acueste así no mueve tanto el cuello.

–¿Recuerdas algo?

–Nada...–Traga saliva. –Solo recuerdo que estaba con Liliana, no recuerdo nada después que sali de su casa.

Su marido asiente y besa su frente con amor mientras la escucha.

–Alguien te atropello y se dio a la fuga. –Le explica. –¿No recuerdas nada de eso? 

Olivia ni siquiera puede mover la cabeza para negar, su cabeza está en blanco y no recuerda nada de eso.

–No. –Confundida. –¿Por eso estoy aquí?

–Si amor, pero eso ya paso y estoy aquí para cuidarte.

Besa suavemente sus labios y Olivia sintió como su corazón empezó a saltar. Ella está tan indefensa que ya no pone resistencia.

–¿Entonces te quedaras conmigo?

–Así es amor. –Sonríe mientras acaricia su cabello. –Nadie me despegara de ti. 

–Pero... debes estar tan incómodo. –Se siente culpable.

–No quiero oírte protestar, no estoy incómodo. –Agarra su mano con fuerza. –No me voy a mover a ningún lado. Ayer fui a casa para traerte todo lo que necesites.

Ella lo mira y no vuelve a protestar. Guillermo la mira con una sonrisa y piensa en como puede ser que estando en las condicione que está su esposa sigue estando más hermosa. Está perdidamente enamorado y casi se murió al pensar que ella dejo de amarlo hasta que la escucho diciendo su nombre, llamándolo con desesperación. Merecía la infidelidad pero lucharía para que las cosas sean como fueron antes, los dos unidos y locamente enamorados.

–¿En que estás pensando? –Ella pregunta.

–En que te amo más que nunca. Tuve tanto miedo de perderte amor.

Ella trago saliva y Guillermo se inclina suavemente para besar sus labios. Sentir los labios de su esposa hizo que su pecho se hinchara con fuerza, lo necesito más que el oxigeno.

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