AMANECER

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Para suerte del matrimonio, los medios no se enteraron del embarazo de Olivia y se mantuvieron tranquilos de que el hospital no abrió la boca. Olivia en los días que pasaron está emocionada por el bebé y por la exposición de su arte. Cuando la castaña le dio la noticia del embarazo a Liliana, no pudo evitar abrazarla con fuerza por la emoción que sintió en ese momento. Estos días para el matrimonio fueron un verdadero paraíso y Olivia se sintió demasiado cuidada por su marido, sintiéndose algunas veces hasta asfixiada por él. Los malestares aparecen durante la mañana, haciendo que sea difícil que pueda desayunar algo con tranquilidad, solamente toma un té para que su estomago no la moleste más tarde. Guillermo se siente el hombre más feliz gracias a su esposa, la ama como un loco y ahora saber que tendrán un hijo, su corazón se infla por ella. Hasta piensa en como se vera cuando su vientre crezca y sonríe para sus adentros al saber que se vera más hermosa que nunca.

Todavía no se sabe nada de Natalia, es como si se la hubiera tragado la tierra y la policía piensa que podría haberse fugado a un país vecino para que no la encontraran nunca.

Sin embargo, Natalia se las ingenio demasiado bien para que nadie se diera cuenta de su paradero y que nadie sospeche del asesinato a Sebastián. Planeo todo para que Sebastián se haya ido de vacaciones y nadie se dio cuenta de la verdad.

Ella lee en el diario y sonríe al recordar que hoy es la exposición de Olivia, su sonrisa es amplia y tenebrosa, deja el diario de lado y termina de tomar su café antes de pensar como haría para entrar en esa dichosa exposición.

Mientras Olivia beso en los labios a Guillermo en forma de despedida, quiere ir temprano para arreglar todo lo que falta pero su esposo la atrae hacia su cuerpo, deseando estar más con ella.

–¿No quieres que te acompañe, mi amor?

–No hace falta cariño. –Sonríe y le da otro beso. –Estaré bien, no te preocupes. Además estaré acompañada.

Guillermo no quiere actuar de una manera sobreprotectora pero ahora que está embarazada, quiere obrar por la seguridad de ambas. Respira hondo y besa sus labios por ultima vez.

–Esta bien, amor. –Sonrie. –Nos vemos más tarde.

Se despiden por ultima vez y el hombre suspira, tratando de mantenerse tranquilo.

Más tarde, Olivia llega al museo y sonríe al ver a su asistente, se dan un abrazo y caminan hacia la sala donde se dará la exposición.

El tiempo paso demasiado rápido para ella mientras va mirando todo de cerca, su estomago se contrae cuando huele que alguien está comiendo un pancho y traga saliva al saber que las nauseas aparecieron rápidamente. Le da tanto asco ese dolor que corrió al baño más cerca del museo.

Vomita con fuerza al llegar al inodoro y tose unas cuantas veces antes de sentarse en el piso helado. Su asistente aparece unos segundos después llena de preocupación.

–¿Estás bien?

–Si, si. –Asiente. –Estoy bien.

Se lleva la mano hacia su cabello mientras lo lleva hacia atrás.

–Estás demasiado pálida. –Frunce el ceño. –¿Estás segura que te sientes bien?

–Si. –Suspira mientras se pone de pie. –No te preocupes.

Suspira y va al lavado para mojarse la cara y su asistente la observa con atención. Su rostro está lleno de confusión e intriga al mismo tiempo que trata de descifrar que le pasa. Ambas salen del baño y para suerte de Olivia se sintió mejor, no quiere levantar sospechas para nada de su estado y se sintió tranquila de que su malestar la dejo tranquila.

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