PANICO

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Olivia llego rápidamente a su taller y baja del auto, cierra la puerta con seguro y activa la alarma. Camina al taller y cuando entra la llave en el cerrojo, encuentra la puerta sin seguro y se queda helada sin poder reaccionar. Se atreve a entrar al taller y suspira suavemente al ver a Mateo observando sus pinturas.

–¿Qué haces acá Mateo?

El joven da media vuelta y encuentra a una Olivia seria. Sonríe y mueve la cabeza.

–Te extrañaba y quise encontrar una manera de la que no sea molestarte. –Se acerca un poco a ella y Olivia traga saliva.

–No me molestas Mateo, solamente...

–Solamente elegiste a alguien que no sabe hacerte feliz y a mi me dejaste de lado.

La mujer se queda callada y baja la cabeza, Mateo se va acercando lentamente y toma su mano.

–¿No entiendes que solamente yo quiero lo mejor para vos? –Acaricia su mano y Olivia levanta la cabeza para mirarlo. –Tu marido lo único que te podrá dar es miseria.

Ella se quedo callada, ahora es feliz con su marido y lo ama, los dos se aman. Mantuvo el silencio porque sabe que Mateo está mal y no quiere que se ponga violento.

–Puede ser que no me ames. ¿Pero lo que te hice sentir? –Apoya las manos en sus caderas y la inmovilizo, haciendo que sea difícil que ella escape y lo mira con miedo. –¿Acaso me vas a negar que no te volvía loca? La pasión que sentíamos. –Su sonrisa es más amplia y ella odio que la toque. –Gemías tanto y me pedias que no pare. –Suspira complacido. –Te veías tan hermosa, lo eres.

Cierra los ojos y sintió vergüenza de si misma, jugo a un juego que al principio la hizo sentir tan deseada, la rejuvenecio por completo pero que ahora la llena de vergüenza.

–¿Qué quieres Mateo?

–Quiero tu amor, quiero tu cuerpo.

Olivia quiso moverse pero Mateo la sujeta con fuerza y se inclina hacia ella.

–Quiero que seas mía. –Susurra.

Sus ojos lo observan con pánico y se quedo petrificada, sin saber que hacer para escapar. Cierra los ojos para tranquilizarse y se echo para atrás cuando sintió los labios del joven tocando los suyos. Quiso sacarlo de encima pero Mateo la abraza con fuerza mientras la besa a la fuerza. Golpea su pecho y las lagrimas salen de sus ojos. Lo empujo con las fuerzas que le quedaban y no para de llorar.

–¿Qué demonios te pasa? –Asustada.

Camina hacia la puerta y Mateo corre hacia ella para detenerla.

–Estoy desesperado Olivia. –Su respiración es dura. –Me estoy volviendo loco sin poder estar a tu lado, ¿Por qué no volvemos a lo que era antes? Soy capaz de ser tu amante.

–No quiero eso y lo sabes Mateo. –Su mirada se suaviza. –Lo mejor para los dos es que terminemos esto, encontraras a una chica que te quiera y seras feliz.

–Vos me haces feliz, eres la única que hace que mi corazón este tranquilo.

–No Mateo, yo te estoy enfermando.

Ella se sintió tan culpable de que esté así, lo cambio de una manera tan brutal que lo está arruinando.

–Se termino Mateo. –Acaricia su mejilla.

Mateo se quedo petrificado, esas palabras quedaron en su mente por unos segundos mientras sus ojos la miran con seriedad.

–¿Por qué te haces eso? Nos haces daño a los dos, Olivia. –Agarrándola de los hombros. –No puedo creer que seas tan ciega.

–¿No puedes darte cuenta que esto no iba a ir a ningún lado? Me siento tan culpable de haberte dañado. –Apoya la mano en su mejilla y suspira. –Por eso será mejor que no nos veamos más. Decidí terminar con la escuela para adultos y que no seas más mi ayudante.

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