Capítulo 127: La profecía se cumple.

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Abro los ojos lentamente y gruño cuando veo el brillante color rojo que siempre tiene el cielo.

Definitivamente odio el rojo. 

- Arriba, Daisy - escucho que me dice alguien con urgencia.

Me giro hacia la persona que me está sacudiendo ligeramente por los hombros y me encuentro con el rostro ansioso de Thalia.

- ¿Que ocurre? - prregunto tratando de despertarme del todo.

Thalia mira hacia un punto detrás de mi y frunce los labios con impaciencia.

- Te has quedado dormida, ya es la hora - me dice.

En cuanto las palabras salen de su boca me incorporo de golpe, lo que provoca que me maree y que mi visión se oscurezca parcialmente.

- Lo siento - le digo a Thalia en voz baja - Es que ayer me tocó el turno de noche y no he podido dormir nada.

- Lo sé - Thalia se pone en pie y me tiende la mano para ayudarme a levantarme.

Me agarro a ella y me pongo en pie algo tambaleante, aún sigo un poco dormida. Las dos nos acercamos al grupo ya armado, quienes nos miran con la impaciencia tiñendo sus rostros.

- No puede volver a pasar - nos reprende Kaitlin - Deberíamos haber salido hace 10 minutos.

- Lo siento - susurro agachándome para agarrar las dos espadas.

Y realmente lo siento, siempre soy yo la que los retrasa. Me sorprende que aún no me hayan tirado por algún terraplén o me hayan dado a un grupo hambriento de monstruos.

- Podrías tener más comprensión - le espeta Thalia con voz firme y segura defendiéndome - El día que tu te quedaste dormida no oí a nadie quejarse.

Kaitlin gruñe y aprieta las manos en puños. Estos días ha quedado más que claro lo poco que se agradan la una a la otra. Kaitlin tiene la errónea creencia de que siempre vamos ha hacer todo lo que ella desee, y Thalia… pues como que a Thalia nadie la da órdenes.

- Yo al menos hago algo - dice mirándome con asco y desprecio.

- Si, provocarnos repulsión y ganas de vomitar cada vez que te vemos - dice Thalia.

Kaitlin nos fulmina con la mirada, se da la vuelta y comienza a caminar sin esperar a que nadie la siga. Estos días no he estado del mejor humor y me he pasado los días aceptando con la cabeza gacha todos los insultos por parte de Kaitlin, y Thalia, para mi sorpresa; ha adoptado el papel de mi defensora. Cada vez que Kaitlin me dice algo minimamente hiriente, Thalia se lo devuelve multiplicado por mil.

- Deberías hacer un esfuerzo - le dice Jason a Thalia mientras seguimos a Kaitlin - No podéis seguir llevandoos tan mal.

Thalia bufa y pone los ojos en blanco. La única razón por la que seguimos a Kaitlin es porque es la única que parece saber dónde se esconden todos los monstruos. Esta semana ha sido un total infierno. Desde el día que vino Thalia, hace una semana aproximadamente, nos hemos estado levantando prontisimo para matar monstruos. Solamente Neil se libra de esto, pues es el único que parece saber algo sobre medicina y se tiene que quedar cuidando de Nico, Reyna, y el chico al que Nico golpeó.

Le envidio por eso.

- Si, si que podemos - replica Thalia - No voy ha tener que soportarla mucho más tiempo. En cuanto uno muera volveremos, así que…

- Lo sé - la corta Jason. Es obvio que no le gusta pensar en la posibilidad de que Nico o Reyna mueran.

Thalia le regala una sonrisa triste y los tres caminamos en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Estos días la débil salud de Nico y Reyna ha empeorado considerablemente. Su piel está más blanca que nunca y Nico ha llegado a convertirse en sombra en algunas ocasiones. 

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora