Capitulo 85: Thánatos

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- ¿Padre? - jadea James rompiendo el silencio.

- Hola, hijo - dice con una sonrisa que deja ver una hilera de perfectos dientes blancos.

Oh, joder. Debería estar prohibido tener tanta belleza.

- P-padre - repite James aún confuso.

Thánatos le mira arqueando una ceja.

- ¿Alguno me puede decir que le ocurre? - nos mira a Nick y a mi.

- Nada - me enojo de hombros - La chica que le gustaba es lesbiana.

- ¿A eso lo llamas tú nada, Daisy Ricks? - pregunta con incredulidad - ¿Como reaccionarias tu si el chico que te gustara fuera gay?

Le miro con una sonrisa y una ceja enarcada y Thánatos ríe.

- Lo olvidaba - dice - Parecéis tan felices juntos que me cuesta imaginarme como era ese muchacho antes de conocerte.

- Creía que pasaba tiempo contigo cuando estaba en el Inframundo - digo - o eso había oído.

- Oh si - Thánatos asiente con una sonrisa - Un gran muchacho. Algo oscuro pero bueno, ¿que se podría esperar de alguien que ha tenido que pasar por lo que él?

- Es fuerte - susurro.

- Envidiablemente fuerte, Daisy Ricks, es asombroso.

Sus alas se agitan a su espalda y se extienden orgullosas. Son gigantescas y hermosas; de un brillante color negro.

- Señor - dice Nick - Nicole Farrell - así que ese es su apellido - es lesbiana, es por eso por lo que su hijo está así.

- Si - Thánatos asiente - la hija de Iris - nos mira - algo había oído.

- ¿La hija de Iris, mi Señor? - no recuerdo haber mencionado a ninguna hija de Iris.

- Nada, Daisy Ricks - dice con una sonrisa.

- Daisy - le digo - sólo Daisy.

Me mira con una sonrisa y me encojo, algo intimidada por el impresionante dios que ante mí se alza en toda su gran estatura. Sus brazos musculosos destilan fuerza y sus ojos sabios y antiguos sabiduría. Thánatos emite poder en cada movimiento. Gracilidad en cada paso que da, y elegancia con cada gesto que lleva a cabo. Sus alas, increíblemente hermosas, me intimidan. Pero sobre todo su mirada. Su mirada profunda parece ver en el fondo de mi alma, y eso es algo que yo no quiero. Solo yo debería tener la maldición de ver mi horrible y asqueroso pasado.

- Padre - le llama James recuperando su habitual fuerza - ¿Que haces aquí?

- Pues...

- No me has visitado en catorce años, ¿que te hace pensar que puedes venir aquí tranquilamente?

- En primer lugar: no te podía visitar porque no podía salir del Inframundo, pero llevo hablando con tu madre cada día desde que naciste. Cada día.

James le mira fijamente y soy capaz de ver como poco a poco se va desmoronando.

- Y en segundo lugar: ningún dios se pierde el decimoquinto cumpleaños de su hijo. En la Antigua Grecia ya serías todo un hombre.

James abre los ojos sorprendido y le mira alarmado. Le dirijo una mirada de reproche a Nick por no haberme avisado, pero éste está también sorprendido.

- No me acordaba... - susurra James.

Thánatos asiente.

- Me lo puedo imaginar.

James levanta la cabeza y mira a su padre.

- Sabes que voy a tardar en acostumbrarme a ti, ¿verdad? Llevo toda la vida viviendo sin un padre, y verte ahora aquí tranquilamente hablando conmigo, es... demasiado.

Thánatos asiente.

- Lo comprendo.

James respira hondo y le mira fijamente.

- ¿Te importa si..? - señala la puerta.

- Claro.

La gran figura de Thánatos desaparece por el umbral de la puerta. Cosa sorprendente dado el tamaño del dios.

- Voy a dar una vuelta con él ¿vale chicos?

Nosotros asentimos.

- Adelante, James - le digo - Ve y habla con él.

Mi amigo asiente y sale de la Casa Grande algo decaído.

- ¿Crees que estará bien? - le pregunto a Nick abrazándome los codos mientras veo como desaparece James por el bosque, precedido de su padre.

- Si - Nick suspira - Solo temo que le diga algo que no le guste y James reaccione mal. Él puede llegar a ser muy sensible en algunos asuntos.

- Lo sé - digo con simpleza.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora