Capítulo 50: Despertar.

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*Hazel*

Me remuevo en la cama y bostezo a la vez que estiro mi brazo a la izquierda. Un gemido llega hasta mis oídos y mi brazo se mueve cuando la superficie que se encuentra debajo lo hace.

- Hola, cielo - me dice dándome un tierno beso en la frente.

- Hola - murmuro sin abrir los ojos.

Frank suelta una risita divertida y me coge en brazos.

- ¡Sueltame! - grito abriendo los ojos de golpe. Craso error, la cabeza empieza darme vueltas y mi vista se niebla mientras todo se vuelve negro.

- ¡Hazel! - grita Frank - ¿Hazel?

- Espera - Musito. Voy recuperando la vista poco a poco y respiro hondo tranquila cuando soy capaz de ver bien - ya está.

- ¿Te has vuelto a marear? - en su voz detecto reproche.

- ¿Si? - me encojo.

- Hazel - suspira resignado - no puedes seguir así.

- Oh, vamos - digo - solo son mareos.

Pero se que es algo más. Estoy deprimida, y Frank lo sabe. Me culpo de todo por lo que han tenido que pasar. Cosas que han ocurrido por mi culpa. Si Nico no me hubiera sacado del inframundo... a lo mejor los gigantes no habían vuelto; y Nico no tendría que haber ido al tártaro encerrado en un vasija, no me sorprendería saber que ahora padece claustrofobia. Percy y Annabeth no hubieran caído al tártaro, que por lo que me e enterado duermen juntos, probablemente para poder soportar las horribles pesadillas contra las que luchan, y solo pueden así, juntos, como lo hicieron allí, protegiéndose mutuamente de los peligros de la noche. Todo ha sido mi culpa, aunque todos ellos se empeñen en negarlo. Yo ya tuve mi oportunidad en la vida, no la aproveché, pero por eso no tenía porque arruinar las de los demás. No negaré que estoy agradecida por esta nueva oportunidad, pero estoy completamente segura de que no me merezco este apoyo que me están dando, esta comprensión, este... amor.

- Hazel deja de torturarte - me reprende Frank - no fue tu culpa.

- Si que lo fue - replico.

- No.

- Frank - me quejo - aparecieron cuando yo vivía y han vuelto a aparecer cuando he vuelto a la vida. Es mas que evidente que ha sido por mi culpa.

- Puede haber sido simplemente coincidencia - sugiere.

- Oh, dios, Frank - digo riendo - sabes que nunca nada pasa por casualidad.

Resopla y se tumba de nuevo sobre el mullido colchón.

- Arriba - le digo sentándome encima suya a horcajadas.

- ¿Porque? - susurra divertido - Aquí no hay nadie más. Es lo bueno del Campamento, las cabañas están ocupadas por pocos.

- No creo que la de Hermes, Ares o Hefesto estén de acuerdo.

- Pero yo sí - dice sonriendo - tenemos la cabaña para nosotros solos.

- Gracias a Nico - le recuerdo.

A Frank todavía le asusta un poco Nico, aunque se niegue a reconocerlo.

- Cierto - murmura resignado - todo gracias a tu hermano. Aunque creo que se fue mas por interés propio que por hacernos un favor.

- ¿A que te refieres? - frunzo el ceño ante la insinuación de Frank.

- No sé. Solo que he visto a tu hermano y a esa chica muy unidos.

- Oh, venga ya - le digo incrédula - ¿Enserio?

- Solo digo que probablemente habrán dormido juntos.

- Nico no duerme con nadie. Nunca. De echo creo que a veces ni duerme.

Frank sonríe divertido y se incorpora rápidamente. Me agarra del brazo y me arrastra hacia la cabaña de Poseidón. Abre la puerta a la vez que se pone un dedo en los labios, pidiéndome silencio. Asiento mientras pongo los ojos en blanco.

¿Que espera encontrar? ¿A Nico con la hermana de Percy? Va listo.

Abre la puerta lentamente y sonríe al verlos juntos. Nico está tumbado de lado sobre el colchón con las sábanas enrolladas irregularmente a sus piernas. Sus brazos envuelven a Daisy, quien está abrazada a su torso con la cabeza descansando en su pecho. Nico tiene la cabeza escondida en el pelo negro azabache de su novia. Ambos tienen sonrisas en sus rostro y las piernas entrelazadas.

- Sorprendente - susurro.

Nico se remueve en sueños y abre un ojos, como si detectase la presencia de alguien mas en la cabaña. Nos mira a Frank y a mi confuso y se incorpora un poco para observarnos con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados.

- ¿Que hacéis aquí? - forma con sus labios.

No le respondo, simplemente me limito a observarle a él y a Daisy, que sigue durmiendo tranquilamente ajena a todo, alternativamente. Daisy empieza a moverse y aprieta sus brazos alrededor del torso de mi hermano mientras murmura cosas sin sentido. Nico hace una mueca y su expresión pasa de una enfada a una preocupada.

- No pasa nada, cielo - la acaricia el pelo con ternura - todo esta bien. Tu estas bien.

Daisy se relaja de nuevo mientras el la acaricia y la dice palabras tranquilizadoras. Joder, nunca pensé que llegaría a ver a Nico haciendo eso. Es extraño, nunca le e visto con una chica. De echo creía que le gustaba Annabeth, seguro que serán imaginaciones mías. Nos envía una mirada reprobatoria indicándonos que nos vayamos, no vaya a ser que la despertemos del todo. Asiento y salgo de la cabaña arrastrando a Frank.

Se para en la puerta y me mira divertido.

- ¿Que? - le pregunto con cautela.

- ¿Tenia razón? - dice sonriendo.

- Oh, tu siempre tienes razón - digo antes de besarlo.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora