Capítulo 24: Mensaje iris.

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Los colores del arcoiris se empiezan a difuminar formando poco a poco una imagen nítida.

Es una mujer de estatura media medianamente alta con el pelo rubio recogido en una coleta alta.

Está de espaldas a nosotros, con unos vaqueros ajustados y una blusa negra holgada.

- Mama - dice Nick.

La mujer se da la vuelta. Tendrá unos 30 años y es increíblemente atractiva.

- Oh dios Nick - dice mientras sus ojos color avellana se llenan de lágrimas.

- Te dejo solo - susurro dando la vuelta.

- No hace falta, Daisy - dice sonriendome.

Asiento y me dirijo de nuevo hacia la mujer del mensaje.

- ¿Estas bien hijo mío? - le pregunta con dulzura y mucho amor.

Se me forma un nudo en la garganta pero resisto las ganas de llorar.

- Si mama - dice sonriéndole alentador - aquí todos son como yo.

- Lo sé - dice secándose la lágrimas que ruedan por sus mejillas.

- Esto es lo mejor, lo sabes ¿verdad?

- Si - sorbe sus mocos y le mira fijamente - sabia que debería haberte llevado a allí, pero creí que los monstruos no os atacarían.

- Pero lo hicieron - dice mirándola intencionada mente - nos atacaron.

- Si - asiente - cuando tu y James empezasteis a ver monstruos decidí con Quirón que lo mejor seria traeros, me dijo que enviaría a alguien, creí que era el psicólogo.

- No mama - le dice triste Nick - el psicólogo no era el enviado de Quirón.

- Lo se - dice - era una maldita manticora.

- Si no fuera por los demás chicos que hay aquí estaría muerto, y James también.

- También lo sé.

- ¿Sabias también quien era mi padre cuando estuviste con el? ¿Sabias que era un dios? ¿Sabias la vida que llevaría? ¿Sabias..?

- Si Nick, si - le interrumpe ella - claro que lo sabia. Sabia que era un dios, me cuesta creer que llegues a pensar que me puedo acostar con alguien, o tener un hijo, sin saber quien es realmente. Sabia que tendrías que llevar una vida difícil, lo sabia todo. Y no me importaba. Me importabas tu. Estaba asustada al principio, pensando en que había hecho. No tendrías padre, a mi me llamarían de todo por ser tan joven al tenerte, pasarias tu vida perseguido por monstruos... pero en cuanto te tuve en mis brazos, me di cuenta de que no me importaba. Solo me importabas tú. Solo lo que tu pensabas de mí.

- Siempre he pensado que eres perfecta - le dice Nick con voz ronca y ojos brillantes.

Su madre le sonríe y aprieta los labios intentando no llorar.

- Espero que estés bien - dice con una sonrisa - no podría soportar que te pasase algo.

- Mama tranquila, - dice haciendo un amago de abrazarla, pero luego retrocediendo bruscamente - Daisy esta aquí para protegerme.

Le miro incrédula y seguidamente a su madre, quien me mira sonriendo.

- ¿Quien es tu padre, mi niña? - pregunta con dulzura.

- Poseidón - contesto anonadada.

- Oh - exclama - creía que tenían prohibido tener hijos.

- Lo tenían - digo forzando una sonrisa - yo soy un error.

- No digas eso - me regaña Nick abrazándome.

- Si cariño, nunca digas eso - dice mirándome con tristeza - tu no eres un error.

- Pero es verdad - replico suavemente - lo soy.

Nick me abraza más fuerte contra si y me da un suave beso en la cabeza.

- Mama, ¿porque nunca me dijiste que era? - pregunta sin mirarla.

- Creí que lo mejor seria que te dieras cuanta por ti mismo. No te enviaba lejos cuando te atacaban monstruos, pero tampoco te ponía delante, simplemente dejaba que siguieras con tu vida normal. Nunca he intentado corregirte el TDHA o tu dislexia, pero tampoco te he apuntado a clase de griego o esgrima. Intentaba que llevaras una vida lo mas normal posible, sin interacciones, sin que destacaras demasiado en algo. Nunca. Yo siempre he querido que vivieras tu vida, que te ganaras un puesto con tu trabajo y esfuerzo, que lo consigueiras tu, no yo. Quería que pudieras hacerlo todo por ti mismo, no quería mentirte y decirte que todo era normal.

- Pero yo no puedo hacer esto solo. - se queja ya llorando.

- Si que puedes, Nick - dice ella - siempre lo has hecho.

Nick la mira fijamente y ella le sonríe mientras la imagen va desapareciendo.

- ¿Estas bien? - pregunto contra su camiseta.

- Por supuesto.

Me separo y le miro fijamente.

- Enserio, - dice sonriendome. - Ahora te toca a ti.

- No - me niego rotundamente.

- ¿Porque no?

- Porque mi madre me odia. Me tubo cuando estaba casada con otro, quien cuando se entero de eso la dejo, por lo que mi madre me odia. Para ella siempre he sido un error, la causa de su divorcio, una maldición, una carga. Siempre me ha tratado mal, ni quiero volver a saber nada de ella. Nunca.

- Esta bien - dice Nick mirandome preocupado - Pues entonces vamos a devolverle la máquina a Leo ¿vale?

- Vale.

Se de sobra que es corto :'( Esque no sabia que más poner. El siguiente será más largo (creo)

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora