Capítulo 59: Arreglando algunos asuntos pendientes.

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*Daisy *

- No Nico - niego rotundamente - Sabes que no lo haré.

Sacude la cabeza frustrado y se sienta a mi lado en la cama.

- Es lo mejor - dice.

- Nico - protesto con un puchero - No lo voy a hacer, y lo sabes.

- Daisy - escucharle pronunciar mi nombre despierta una agradable sensación en mi interior - Si por mi fuera, dejaría que estuvieras enfadada con él el resto de tu vida, porque estar enfada con él significa estar contigo a todas horas - su aliento me hace cosquillas en el cuello - no tener que compartirte con nadie - me besa y muerde la piel del cuello, sacandome algún que otro gemido - Poder besarte cuando quiera - su mano sube por mi muslo - y poder pasar la noche entera contigo haciendo dios sabe que.

Jadeo y cierro los ojos, disfrutado de la agradable sensación que me produce la mano de Nico acariciandome la pierna.

- Nena, es por tu bien - susurra antes de morderme el lóbulo de la oreja. Gimo - Estar enfada con él no te hace bien.

- No me importa - me cruzo de brazos como la niña pequeña e inmadura que en realidad soy.

- Daisy - me suplica besandome el hueco debajo de la oreja - Hablarlo.

Me giro hacía él y pego mi cara a la suya, cuando estoy a punto de unir sus labios con los míos, Nico me detiene un momento.

- ¿Me prometes que iras a hablar con él? - pregunta con una sonrisa, provocando que mis ganas de besarlo aumenten aún más.

- Ahora mismo no te prometo nada - jadeo - Solo quiero besarte.

Nico arquea una ceja divertido, pero no se hace de rogar y junta sus labios con los míos en un beso que me deja con deseo de más.

- Nico - le pido cuando se separa de mí demasiado rápido.

- No - niega con la cabeza - Arreglalo con él. Cuando lo hayas echo estaré a tu completa disposición.

- ¿Y si no no lo arreglo? ¿Estarías dispuesto a no besarme nunca más? - pregunto desafiante.

- No me hables como si a ti te fuera indiferente eso - dice repasándome el labio inferior con las yemas de los dedos.

Sonrío  y deposito un suave beso en la punta de sus dedos antes de salir por la puerta de la cabaña respirando hondo.

- ¡Percy! - le llamo con fuerza en cuanto le veo.

Mi hermano se acerca a mi con expresión de disculpa.

- No me gusta estar enfada contigo - digo segura de las palabras - pero debes dejar de comportarte como un crío inmaduro.

- ¿Yo? - se ríe - No fui yo quien salió huyendo.

Respiro hondo. Se tapa la boca con las manos y se que ahora estará maldiciendose por haber dicho eso.

- He venido a arreglarlo todo, no a pelearme de nuevo - murmuro.

Percy asiente.

- Siento haberte llamado Inútil, estuvo fuera de lugar y no es para nada cierto. Siento mucho mi comportamiento, fue inmaduro y ridículo, espero que me perdones. También lamento haberte gritado, no fui justo contigo y no te di oportunidad de explicarte, algo de lo me arrepiento continuamente. ¿Me perdonas?

- Claro que si Percy - murmuro aliviada de que haya sido tan alucinante mente sencillo.

Y me doy cuenta; ha sido sencillo porque ninguno de los dos queríamos realmente estar enfadados.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora