Capítulo 103: Malcom

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*Malcom*

Entro en mi cabaña y me abro paso por entre las camas hasta llegar a la de mi hermana Annabeth, en donde ella y Percy duermen abrazados.

- Annabeth - la llamo - Percy.

Mi hermana abre los ojos y me mira sorprendida.

- ¿Que ocurre? - me pregunta despertando a Percy.

- Voy a entrenar a Daisy - digo inperturbable.

- ¿Mmmm? - Percy me mira adormilado - ¿Que Daisy?

- Tu hermana, sesos de alga - le espeta Annabeth - ¿Porque quieres entrenarla, Malcom?

Me mira fijamente interrogante.

- Sigo sin saber se quien habláis - suelta Percy volviendo a cerrar los ojos - Yo me voy a dormir.

Annabeth pone los ojos en blanco y me mira; esperando una respuesta.

- Es inútil - la digo - en todos los sentidos. Dudo que sea capaz de sujetar un arma sin clavarsela a si misma. Necesitamos guerreros. No nos podemos permitir dejar que nadie se quede en la cama sin hacer nada. Vamos a necesitar a todos los semidioses de los que dispongamos.

Annabeth frunce el ceño y asiente.

- Está bien, Malcom - dice finalmente - Yo me encargo de decírselo a Percy cuando despierte.

Le doy las gracias y me dirijo hacia la puerta.

- Ah, y ¿Malcom? - me detiene Annabeth - Procura no ser muy duro con ella, ha tenido una vida difícil.

- No prometo nada - digo cerrando la puerta tras de mi.

Camino hacia la cabaña de Poseidón, en donde más le vale estar a Daisy.




*Daisy*

Miro el cielo al tiempo que un solitario rayo de Sol atraviesa las nubes que han estado tapando el cielo toda la semana. Es como si incluso el cielo lamentara la partida de James y Nico.

- Cambiate - me ordena una voz desde detrás mío.

Pego un respingo y me giro encontrandome a un Malcom bastante malhumorado.

- ¿Que? - pregunto.

Sus ojos grises brillan peligrosamente y él aprieta la mandíbula y tensa los brazos.

- Que te cambies - dice.

- ¿Porque? - miro mi ropa.

- ¿En serio crees que con eso puedes pelear? - me pregunta.

- Nunca dijiste nada sobre pelear - le digo.

- A dentro - me ordena - Ya.

Entro a la cabaña refunfuñando y me cambio los pantalones largos y la blusa de invierno por un pantalón de deporte gris, una camiseta negra de tirantes y una chaqueta encima.

- Bien - me mira crítico - Recogete el pelo - me indica.

Pongo los ojos en blanco y me hago una coleta alta.

- Perfecto - dice - Te aviso; no soy un buen instructor - sonríe - Te voy a matar a ejercicios. No voy a parar hasta que acabes suplicandome que termine. Y así; al final de ésta semana, sabrás luchar.

- Que optimista eres - me burlo.

- Lo cierto es que si - asiente - Aunque lo mejor para ti es aprender rápido. Pierdo la paciencia fácilmente, y un yo enfadado es algo con lo que te aseguro que no quieres lidiar.

Asiento con expresión aburrida.

- Vale - me mira - Quiero que corras alrededor de las cabaña; un círculo exterior a su alrededor.

Asiento y echo a correr optimista. Termino rápido y me paro delante de Malcom con una sonrisa de superioridad... que se me borra de la cara cuando veo su expresión.

- ¿Quien ha dicho que sería solo una vuelta? - me pregunta riendo - Empieza a correr; ya te diré yo cuando parar.

Adoro a Malcom ♥

Aclaracion: se supone que él es mayor que ella, no se por cuantos años pero lo es.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora