Capítulo 104: Malas noticias

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*Nico*

Abro la puerta de la sala del trono de un golpe e irrumpo con cara de pocos amigos. Los fantasmas allí reunidos me miran asustados y desaparecen en seguida.

- Hijo - me saluda mi padre - Si e de ser totalmente sincero me sorprende que hayas vuelto.

- Porque no me extraña - digo poniendo los ojos en blanco.

Hades sonríe de oreja a oreja.

- ¿Y bien, chicos? - nos pregunta - ¿Habeis encontrado algo que merezca la pena que cuente en la asamble olimpica?

- Todos los monstruos se están congregando alrededor de las puertas de la muerte... - empieza James, pero mi padre le interrumpe.

- ¿De nuevo? - su cara palidece y llama a un fantasma para que avise a Thánatos.

- Eso parece - dice James - Pero lo más importante es que allí hay un extraño grupo de unos 7 adolescentes...

- ¿Mortales? - le vuelve a interrumpir mi padre.

- No lo creo - digo adelantandome - Una chica hablaba frente a los monstruos. Ningún mortal es tan valiente como para hacer eso; bueno, ni si quiera lo son para sobrevivir en el tártaro.

- ¿Semidioses, entonces? - pregunta Hades.

- No lo se - niego con la cabeza - puede. Estaban hablando sobre como atacar.

- ¿Y bien? - me pregunta impaciente.

- El día del solsticio - digo con suavidad.

- ¿Qué? - me mira horrorizado.

- Van a atacar el día del solsticio - repito - Aprovecharán que no estas en el Inframundo para salir, y al estar todos reunidos en un mismo lugar; sereis más fácil de vencer, una resistencia menor.

La sala se sume en un silencio sepulcral y yo le miro a los ojos; que brillan peligrosamente.

Mi padre se levanta del trono de golpe y baja las escaleras a la carrera. Thánatos entra en la sala justo en ese momento y Hades se acerca a él con el rostro pálido.

- Avisa a los Olímpicos - le dice con voz grave  - Los monstruos van a atacar el día del solsticio - Hades le mira con los ojos muy abiertos - Díselo a Artemisa; no hay tiempo que perder.

Thánatos asiente con expresión firme y desaparece por la puerta silenciosamente.

- ¿Algo más? - nos pregunta impaciente.

- Creo que no - digo con el ceño fruncido - ¿Pasa algo? Pareces nervioso...

- El tártaro no es como luchar contra los titanes, niño - me dice sentandose en su trono - Es algo mucho peor. Imagina que el espíritu del tártaro despertase; que los monstruos salieran de él. Sería imposible vencer a los titanes y gigantes a la vez. Casi no lo conseguimos por separado...

Hades se estremece y toda la sala se mueve en un pequeño terremoto.

Nos mira fijamente y resopla.

- ¿Ahora que va a ocurrir? - le pregunto - ¿Vais a mandar algo para detenerle?

- Creo que ya sabes la respuesta a esa pregunta, Nico - responde en voz baja.

Si, claro que lo sé.

«Semidioses»

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora