El hijo de la muerte (Nico di Angelo)

Capítulo 84: ¿Padre?

Entramos en la pequeña y oscura sala principal de la Casa Grande recelosos.

- ¿Alguno ha echo algo? - les pregunto con una ceja arqueada.

- ¿Porque hemos tenido que hacer algo? - pregunta Nick con el ceño fruncido.

- Por que si no nos hubieran llamado - digo de forma obvia - Estamos en un lío.

- ¿Y porque tenemos que haber sido nosotros? - replica - Tu también has podido ser.

- Yo... - empiezo, pero me veo interrumpida por Percy.

- Ninguno ha echo nada - nos silencia - ahora callaos.

Guardamos silencio refunfuñando y nos sentamos al rededor de una gran mesa.

Percy nos mira fijamente y sacude la cabeza.

- ¿Ocurre algo? - le pregunto con una ceja arqueada.

- No - frunce el ceño.

- Percy... - murmuro exasperada.

Conozco lo suficiente a mi hermano como para saber cuando le ocurre algo.

- Es solo que Annabeth está muy rara últimamente - se sienta en la mesa y apoya la cabeza en las manos - Me preocupa. ¿Y si ya se ha cansado de mi? ¿Y si ya lo gusto? ¿Y si..?

- Para, Percy - le detengo - esto no te va a llevar a ningún lado. Preguntale a ella, será lo mejor. Confía en mi. Darle vueltas a algo a veces es lo peor que podemos hacer. Ya veras como es solo una tontería.

Percy suspira y cierra los ojos.

- Eso espero.

James se ríe y le mira con una sonrisa.

- ¿Que ocurre? - pregunta Percy mirándole fijamente.

- Nada - sacude la cabeza - ambos estamos jodidos por lo que veo.

- ¿Y a ti que te pasa? - inquiere mi hermano.

- Nicole es lesbiana - dice.

Percy asiente.

- Si - dice - ¿No lo sabíais? - pregunta incrédulo soltando una carcajada.

- No - exclama.

- Oh, lo siento tío. Eso si que es una putada. Supongo que te gustaba.

- Supones bien - murmura James.

Percy sonríe y se pone en pie.

- Voy a seguir tu consejo, hermanita - dice - si esto acaba mal que conste que vas a ser tu quien me va a tener soportar en modo depresión, lo que va a significar llantos, quejas de la vida continuas...

Trago saliva y le miro alarmada. Mi hermano se ríe y me revuelve el pelo antes de desaparecer por la puerta.

- ¿Que creéis que le pasara a Annabeth? - pregunto.

- No se - Nick se encoje de hombros - La última vez que la vi le estaba gritando a su hermano Malcom por haberle perdido unos planos o algo por el estilo.

Le miro y ambos estallamos en carcajadas.

- Chicos - Quiron entra en la sala con sus cascos repiqueteando por el suelo de la sala.

- ¿Que ocurre, Quirón? - pregunta James.

- Hay alguien que quieres hablar con vosotros.

Nos miramos sorprendidos y asentimos en dirección a Quirón, quien grita un "adelante".  La puerta de madera que hay detrás suya se abre con un chirrido y aparece en el umbral un hombre con capucha. Camina hasta el centro de la estancia y se la quita.

Ahogo una exclamación. Es el hombre más hermoso que he visto en toda mi vida.

Tiene la piel del color de la medra de teca, oscura y brillante. Sus ojos son dorados como la miel. Es esbelto y musculoso, con rostro regio y una melena de cabello moreno que le cae por los hombros. Las alas que le crecen en la espalda emiten destellos de tonos azules, negros y morados.

«Hermoso» es la palabra exacta para definir a Thánatos; ni guapo ni macizo ni nada por el estilo. Es hermoso de la misma forma que un ángel es hermoso: eterno, perfecto, lejano.

- ¿Cupido? - pregunta de forma estúpida Nick.

- Me halagas - su voz es tan esplendida como él - A menudo me confunden con el dios del amor. Pero no soy yo. Preguntale a tu novio, Daisy Ricks, él si conoció a Cupido; y creo que no se llevaron precisamente bien. Generalmente yo soy más comprensivo. Pero soy la muerte, os lo aseguro.

No lo dudo. No sé si Thánatos necesitara si quiera tocarme para matarme, simplemente podría decírmelo y yo acabaría convertida en cenizas. Mi alma obedecería a esa hermosa voz y a esos ojos dulces.

- ¿Padre? - jadea James rompiendo el silencio.

He puesto la descripción de Thánatos que salia en El Hijo de Neptuno porque no sabia como describirle para que pareciera tan impresionante como se supone que es.