Capítulo 122: Salto al foso.

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*Daisy*

- Y recuerda - me dice por último Aquiles - Tu punto fuerte es la puntería, los cuchillos arrojadizos. Incluso si consigues que no te desarmen podrás apañartelas con las espadas; eres ágil y rápida.

Asiento de nuevo y le regalo otra sonrisa más a Aquiles.

- Trata de que no te maten ¿quieres? - me dice despidiendose de mi - En estos días te he cogido un poco de aprecio.

- Seguro que si - me burlo.

- Ves, por eso - dice - Aquí nadie es sarcástico ¿Porque nadie es sarcástico? Gente aburrida.

Me rio con el y me despido con la mano mientras me acerco a Nico.

- ¿Que te pasa? - pregunto cuando veo su expresión preocupada.

- Vamos a bajar al tártaro- susurra con los ojos desenfocados.

- Si - digo yo recalcando lo evidente.

- Ahora - murmura.

- Si, ahora- digo preocupada - ¿Te encuentras bien?

Nico me mira y niega con la cabeza.

- ¿Porque estas aquí, Daisy? - pregunta.

- Creí que ya habíamos hablado de eso - digo algo herida.

- ¿Porque te ofreciste como voluntaria? - pregunta - ¿Porque desperdicias tu vida de esta manera? Deberías estar en el Campamento disfrutando del sol…

- Si no me hubiera presentado yo nadie hubiese venido - digo - Si no cumplimos la misión, no habrá sol que disfrutar cuando volvamos.

- Daisy, sabes que te adoro y te ruego para que no te enfades, pero aunque tu no te hubieses presentado voluntaria, alguien lo habría echo; no eres tan influyente - abro la boca enfadada y le fulmino con la mirada, algo herida ante sus palabras - ¡Te dije que no te enfadaras!

Me cruzo de brazos y hago una mueca.

- Nadie quería venir - digo - Al presentarme como voluntaria salve a los demás de tener que llevar a cabo esta pesadilla; porque a diferencia de ellos, yo si quería venir.

- ¡Pero es que no se trata de si quieres venir o no! - grita Nico - No podemos permitirnos fallar en esta misión, Daisy. Esto va más allá de lo que tu pueda querer. ¡Necesitamos semidioses experimentados, no gente que solo lleve un mes en Campamento! - grita sin pensar.

Abro los ojos dolida, por que en parte él tiene razón, y retrocedo como si me hubiese golpeado. Nico abre la boca horrorizado cuando se da cuenta de lo que acaba de decir y comienza a negar rápidamente con la cabeza.

- No, Daisy… - dice acercándose a mi, pero retrocedo antes de que pueda tocarme - Sabes que no quería decir eso…

- No - niego - Realmente no se nada.

Me acerco a James, quien se encuentra despidiendose de Bianca, por lo que les observo desde lejos; sin querer interrumpirles.

-y por favor, prometeme que volverás - le dice ella ansiosa.

James asiente con una sonrisa y le estrecha las manos a Bianca con fuerza entre las suyas.

- Te lo prometo - dice él con suavidad.

- ¡No! - grita ella regañandole - ¡No me prometas nada si no pretendes cumplirlo!

James ríe con suavidad y coloca sus manos en las mejillas de ella, que están un poco humedas.

- Te juro por el río Estigio que volveré, Bianca - susurra él mirandola a los ojos - No te estoy prometiendo nada que no esté seguro que voy a cumplir.

Ella asiente y poco a poco sus labios comeinzan a estirarse en una sonrisa. James se acerca a ella y la besa, provocando que Nico frunza el ceño con desagrado.

Bianca le sonríe con ternura una vez se separan y se acerca a su hermano para despedirse.

James mira el profundo agujero escarpado en roca por el que tenemos que bajar y apoyo mi mano en su hombro.

- ¿Preparados semidioses? - chirria una de las furias.

James asiente y se acerca al borde del avismo.

- Simplemente salta, no pienses - me dice antes de lanzarse al vacío.

Nick se acerca con Reyna y la da un suave y tierno beso antes de, agarrados de la mano, saltar dentro. Las furias me miran y me indican con una sonrisa que me acerque.

Mi turno.

Arrastro mis pies hasta el borde y me giro para encarar a Nico, quien me mira con ternura, arrepentimiento y miedo.

- ¿Sabes porque me presenté voluntaria? - digo con firmeza - Porque quería demostraros que no soy la chica débil y llorica que llegó al Campamento hace un mes. Que puedo enfrentarme a lo que se me ponga por delante. Que soy fuerte, y tengo que demostrarselo a los demás. Quería que todos aquellos que creisteis que esto me quedaba grande, os tragarais vuestras palabras. Esto no me queda grande. Soy una semidiosa, mi padre en un dios Olímpico. Soy capaz de hacer lo que me proponga, lo llevo en las venas.

Y entonces, simplemente salto.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora