Capítulo 52: "Te hecho de menos"

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*Percy*

Y la veo, la veo contenta correr a brazos de Nico di Angelo, quien la abraza con fuerza para luego besarla apasionadamente.

Ella le sonríe, le sonríe de verdad, le sonríe con amor. Como yo tanto temía que hiciera.

Nico la conduce al mar, en donde ella se sumerge sin pensárselo, arrastrando a Nico con ella.

Sonrío cuando veo como él esboza una mueca al sentir el agua rodeando sus piernas, pero aún así se mete por mucho que le moleste cuando ella se lo pide. Porque el haría lo que fuera por ella.

- Percy - escucho que me llaman.

Me doy la vuelta y veo a Annabeth con su brillante cabellera rubia ondeando al viento venir corriendo hacia mi, creando suaves surcos en la dorada arena con sus delicados pies.

La sonrío. Se acerca y me abraza, pasando me los brazos por el cuello.

La estrecho contra mi cuerpo y la doy una vuelta en el aire.

- ¿Que pasa? - se separa de mi sin quitar sus manos de mi cuello.

- Mira - me dice con una sonrisa mientras me acaricia la mejilla con amor.

Me gira la cabeza delicadamente y veo a Nick abrazado a Reyna. Clarisse se encuentra a pocos metros de ellos claramente enfadada por que hayan acabado reconciliándose. Reyna apoya la cabeza en el hombro de Nick e introduce sus dedos en su cabello.

- ¿Que ha pasado? - pregunto satisfecho de que la charla de Daisy y mía le haya servido de algo a Reyna.

- Nick se ha puesto a gritarla como un desquiciado cuando Reyna ha salido corriendo antes - asiento -. Reyna ha vuelto, se ha acercado a Clarisse y la a dado un tortazo - abro los ojos sorprendido - Si. Va Nick y se acerca a ella y la abraza por detrás. Y lo más sorprendente es que Reyna en vez de apartarse se ha dado la vuelta en sus brazos y le ha abrazado ella también.

Sonrío mientras les observo; realmente hacen buena pareja. Ella se merece a alguien como él.

- Me alegro por ellos - digo con una sonrisa.

- Y yo - Annabeth se da la vuelta y me sonríe - Se les ve felices ¿no crees?

Asiento sonriendo. Reyna está claramente contenta, algo extremadamente raro en ella, y me gusta este cambio. Me gusta que esté feliz. Me gusta la nueva Reyna.

Lleva su largo cabello negro azabache suelto sobre los hombros, cayendole en delicadas ondas hasta su estrecha cintura. Ha sustituido su túnica morada repleta de medallas por un vestido sencillo. Y tengo que decir que ese cambio la sienta muy bien.

Me giro un momento para contemplar a mi hermana, que corre por el agua sin importarla mojarse la ropa. Nico di Angelo la sigue de cerca, pero aun así incapaz de seguirle el ritmo.

Lleva su largo cabello negro recogido en una alta coleta, pero que aún así le llega por debajo de los hombros. Se ha pintado los ojos con una gruesa linea negra, consiguiendo que el verde de sus hermosos ojos se intensifique notoriamente. Se ríe contenta y me mira aún sonriendo. Yo simplemente me la quedo mirando. El hermosa, mucho. De delicadas y perfectas facciones e impresionante pelo negro que le cae liso enmarcandole el rostro. Su piel, de un tono más blanco de lo habitual, se encuentra sonrojada tenuemente en las mejillas y decorada con pequeñas pecas por todo el puente de la nariz. Su figura alta y esbelta concuerda en perfecta armonía con el resto de su escultural cuerpo. Si no fuera por esos ojos tan parecidos al mismísimo mar, creería que se trata de una hija de Afrodita.

Frunce el ceño al ver que no dejo de mirarla y sale del agua chapoteando levemente.

- ¿Que ocurre? - pregunta con voz melodiosa.

- Nada - sonrío.

Hace un puchero que la hace ver adorable y pone ojitos de cordero.

- Nick y Reyna - la digo enroscándome su coleta en la muñeca.

- Oh - abre los ojos y esboza una gran sonrisa cuando los ve abrazados - hacen buena pareja ¿verdad?

Suelto una carcajada y rodeo sus hombros con mi brazo para pegarla a mi.

- Si, Daisy - le dice Annabeth con una sonrisa.

Daisy sonríe y se escabulle de mi agarre para acercarse a Nico. El hijo de Hades rodea la cintura de mi hermana y la pega a su costado al tiempos que deposita un beso en su coronilla. Nico se ha dejado el pelo largo, y viste sus habituales ropas negras tan típicas en él.

Escuchamos un grito agudo y nos giramos todos a tiempo de ver a Leo corriendo tras una pequeña criatura negra que le lleva bastante ventaja.

- ¿Cerbero? -musita Nico con el ceño fruncido.

El perro se acerca a mi y empieza a pegar saltos alegre hasta que Annabeth se inclina y le alza en brazos.

- ¿Quien es este cachorro tan adorable? - pregunta con una sonrisa.

Damas y caballero, el efecto de los cachorros en las chicas.

- Cerbero - dice Daisy con una gran sonrisa mirando con clara adoración al hiperactivo cachorro que yace en brazos de mi novia.

- ¿Y de donde ha salido esta cosita tan adorable? - pregunta haciéndole arrumacos al perro.

Daisy sonríe pero no dice nada.

- ¿Daisy..? - la pregunto con una ceja enmarcada.

- ¿Si? - esboza una sonrisa inocente con sus finos labios.

- Es un perro del infierno - digo.

- ¡Percy! - me interrumpe Annabeth.

- ¿Que? - me giro hacia ella - es lo que es.

- Es un reglo de cumpleaños - dice Daisy mirándome serena con una sonrisa verdadera dada de la mano con Nico.

- ¿De qui..? - suspiro derrotado -  Has sido tu ¿verdad? - le pregunto a Nico.

Nico sonríe y asiente.

- Es muy romántico - susurra Annabeth emocionada - Que bonita pareja hacéis.

Nico entrecierra los ojos y la mira como si se la hubiese ido la olla.

- Si, di Angelo, si - dice Annabeth con firmeza - Y ahora vamos - le agarra de la mano con fuerza y le arrastra tras de sí.

Nico nos mira suplicante con los ojos muy abiertos, a lo que Daisy se limita a reír y lanzarle un beso acompañado de un "buena suerte".

- Pareces feliz - la digo con una sonrisa.

- Soy feliz - dice mirando con amor por donde se ha ido Nico.

- Digo realmente feliz - susurro mirando el horizonte, por donde el sol se alza orgulloso.

- Lo soy - susurra ella también - Nico me hace realmente feliz.

La abrazo con fuerza y la acaricio el pelo mientras ella apoya su cabeza en mi hombro y me rodea la cintura con los brazos.

- Espero que no te estés equivocando - la digo en el oído.

- No te preocupes - dice tranquila - no pasará nada.

- Eso espero - murmuro.

Se separa de mi y me mira a los ojos.

- Te hecho de menos - murmuro en un momento de debilidad.

- Y yo a ti, hermanito - me acaricia la mejilla con dulzura al tiempo que sus ojos se aguan - Y yo a ti.

Siento haber tardado tanto, es que no tenía apenas tiempo para escribir y la inspiración no acudía... Lo siento :(

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora