Capítulo 121: La guerra llega a todas partes

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*Bianca*

Le sonrio a James cuando me mira sorprendido, pero no es una sonrisa verdadera. ¿Porque sonreír cuando lo que siento es todo menos alegría?

Pero se la regalo y trato de que parezca convincente, pues realmente no es su culpa lo que me ocurre. Sinceramente, no es culpa de nadie.

Todos estamos sentados en los sillones del palacio de Thanatos, y ellos hablan animadamente.

Sobre sus vidas, sus sueños, sus deseos, sus anhelos. Sobre lo que han vivido y aún les queda por vivir. Hablan sobre experiencias extraordinarias que no puedo llegar a imaginar, y sobre planes para el futuro.

Todos están tan felices y animados mientras un chico relata como dentro de poco rescatara a la chica de sus sueños de su isla y romperá ella hechizo que allí la tenía encerrada. Todo parece tan irreal. Como si fuese sacado de un cuento. Pero de un cuento de hadas, de aquellos en que todo sale bien; tan diferente de la realidad…

O todos se ríen alegres cuando el chico de cabello rubio y ojos azules cuenta una de sus increíbles aventuras.

Incluso sonrien con lo que dice Nico. Se centran en cada palabra suya, como si el relato les absorbiera y pudieran ver ellos mismos lo que mi hermano cuenta que pasó.

Cuando le llega el turno a la chica de cabellos y ojos negros, nadie se queda atrás. Disfrutando de su relato de magia y piratas, deleitandose con sus experiencias.

Porque ellos están vivos.

Pueden imaginar cosas extraordinarias, y tener la certeza de que lo más probable es que se cumpla. Porque en eso consiste.

Realmente no se están contando historias para demostrar su fuerza y valentía; lo hacen para que sepan por que luchar.

Para que cuando bajen ahí abajo y vean todos los horrores que les esperan, sepan que si salen vivos, hay gente que les quiere, hay cosas por hacer, experiencias por vivir, sueños por cumplir.

Y yo no pertenezco a ese grupo.

No importa lo mucho que me pueda mentir a mi misma.

A lo máximo que puedo aspirar yo es a vivir en una bonita habitación en el palacio de mi padre y pasar las tardes con las demás cazadoras.

Porque yo no estoy viva.

Veo a Reyna y a Nick abrazados, riendo. Yo jamás sentiré eso de nuevo.

A Daisy y a Nico regalandose una sonrisa y una mirada silenciosa que deja traspasar sentimientos de amor más profundos que el foso. Yo tampoco volveré a sentir esas características mariposas en el estomago ante la presencia de nadie.

O Leo, haciéndolos reír a todos sin ningún problema. Y no, a mi nunca más me volverá a doler la barriga de tanto reírme, ni se me saltaran las lágrimas de la alegría.

Por que eso es algo que viene con la vida, algo que yo perdí hace ya tiempo.

Cuando vi a James creí que él podría hacerme sentir viva de nuevo, algo que ciertamente ha hecho, pero no lo suficiente para rellenar el vacío de mi pecho.

Puedo sentir sus labios sobre los mios, o sus manos acariciandome, pero no despierta sentimientos.

Porque para tener sentimientos hay que estar viva.

Y yo no lo estoy.

Hace tiempo que dejé de estarlo.






*Rachel*

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora