Capítulo 66: El Inframundo.

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*Narrador*

La gran y oscura sala principal del palacio del Señor del Inframundo se encontraba en un espeluznante silencio. Coronando la estancia estaba un perfecto trono de hierro estigio y huesos, y en éste, con expresión distraída, el mismísimo Dios al que todos temen.

- Señor - una figura encapuchada entra en la sala y hace una reverencia en el umbral de la puerta.

- Adelante.

La figura avanza hasta estar delante del imponente trono y se quita la capucha, dejando ver el perfecto y hermoso rostro del Rey de la muerte.

- ¿Se lo dijiste?

- Si, mi señor - Thanatos asiente.

- ¿Que opinaron mis queridisimos hermanos? - su voz, lejos de ser amable, es fría, dura y cortante.

- Nada. No saben como hacer frente a esto, mi Señor. Son unos ilusos que creen que por estar sentados en grandes tronos en el brillante Olimpo y por ser fruto de alabanza entre los ignorantes mortales tienen derecho de ser llamados Dioses. No saben que hacer, nunca han presenciado una guerra como la que se avecina.

- ¿Les comunicantes mi generosa oferta? - pregunta Hades.

- Por supuesto, mi Señor - Thánatos asiente - No pareció agradarles, pero cuando el caos se desate, se darán cuenta de os necesitan y no tardarán en pedir vuestra ayuda.

- Zeus puede llegar a ser muy orgulloso.

- Soy consciente de ello. Le he visto.

- Perfecto - Hades sonríe - que vengan hasta mí para suplicarme de rodillas que les ayude. ¡Mágnifico!

Thánatos asiente.

- Están asustados, mi Señor - continua - No saben las consecuencias que ésta batalla podría traer, ni los sacrificios que podría conllevar.

- Son débiles - murmura despectivamente Hades.

- Son orgullosos - rectifica con tacto el Dios con aspecto de ángel - Sé creen todopoderosos e inmunes, cuando no lo son. Ese orgullo será la clave de su destrucción.

- Pero no queremos destruirles, mi joven dios - dice Hades - solo queremos... ¡demostrarles! Si, eso. Desmostrarles que no les necesitamos, pero que ellos, si que nos necesitan.

Thánatos asiente con una sonrisa.

- No creo que tarden mucho en venir a pedir ayuda, mi Señor - dice - Zeus se veía realmente desesperado.

Hades estalla en carcajadas.

- Dios, esto es buenisimo - Hades sonríe - Estoy deseoso de ver sus olímpicos rostros descompuestos por la pena, el horror y la miseria - vuelve a reír - y ver como vienen a rogarme que les preste mi ayuda.

- Y usted, como el dios generoso que es, lo hará - dice Thánatos.

- Por supuesto, pero con una condición.

- Que te otorguen tu merecido puesto en el Olimpo - concluye Thánatos.

- Tu te encargarás del Inframundo.

- Es un honor para mí - Thánatos hace otra reverencia.

- Lo sé - Hades sonríe - Thánatos, ¿Que tal va tu hijo?

La expresión del dios de la muerte se suaviza y una sonrisa abarca todo su rostro.

- Bien, gracias - dice - Mañana irá a su primera misión.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora