Afrodita suspira mientras mira por la gran ventana de su palacio en el Olimpo. El paisaje es precioso, pero a ella no la importa. Está triste, deprimida. Ni siquiera Ares y sus intentos de animarla la han conseguido sacar una sonrisa; por pequeña que fuese.
- ¿Porque ha tenido que hacer eso? - le pregunta en voz baja a Demeter, quien ha ido a hacerla compañia.
- Zeus, en el fondo, cree que está haciendo lo correcto - responde con sencillez la diosa sentada en su cama.
- Lo sé - Afrodita se aparta de la ventana y se deja caer frente a su abarrotado tocador para retocarse el perfecto maquillaje que lleva - ¿Porque es incapaz de ver que no está bien lo que ha hecho? Enviar semidioses allí a una muerte segura no es la solución. Él lo sabe.
- Querrá hacerse respetar - Demeter se encoge de hombros.
- ¡Pero esa no es la manera! - grita la diosa golpeando la pulida superficie con el puño - ¡Los semidioses no tienen la culpa! ¡Que sea inútil no es culpa de los demás! - Afrodita se tapa la boca en cuanto esas palabras salen de su boca y mira alarma a Demeter, quien la observa sorprendida.
- No le voy a decir nada - le asegura Demeter con una sonrisa tranquilizadora - Ademas, no eres la única que opina eso.
- Ya, pero si soy la única que lo ha dicho en alto - Afrodita se tapa las cara con las manos y sacude la cabeza - Como se entere, a ver lo que me hace...
Demeter suelta un suspiro y se acerca a la diosa del amor.
- Eres una diosa olímpica - la dice - Dudo que te haga nada. Si eso se desahogaria un poco injustamente con los mortales.
- ¿Más a un? - jadea ella con los ojos como platos - Oh dios, espero realmente que no se entere.
Zeus pone los ojos en blanco mientras observa el techo de su palacio, a su lado, Apolo sigue hablando sin parar; tratando de convencerle de que enviar semidioses es una pésima idea.
- ...y nosotros queremos salvar vidas no perderlas. Enviar semidioses es enviarles a morir, algo estúpido pues es justamente lo que queremos evitar; muertes inecesarias - continua hablando Apolo.
- Pero ya te he dicho - replica Zeus cansado de su hijo - que no hay otra opción. Han estado toda su vida entrenandose para esto. Dejemosles demostrar que ese entrenamiento a servido para algo.
- ¡Oh venga ya, Zeus! - exclama Apolo - si ni siquiera tu te atreves a ir allí.
- ¡Por supuesto que me atrevo! - miente - Es solo que no quiero.
Puede que sea el dios del cielo, pero el tártaro es el lugar más horrible de todo el universo. Ni loco bajaría allí.
- Si claro - se burla el dios del sol.
Zeus le fulmina con la mirada y se levanta del trono.
- Me voy - anuncia saliendo por la puerta.
- ¡Piensatelo! - le grita Apolo sonriendo.
Zeus suspira y se apoya en el marco de la puerta de Hera, pensando si sería un buen momento para hablar con ella.
- ¿Ocurre algo? - le pregunta una voz a sus espaldas.
Zeus se gira y se encuentra a Hermes mirandole sonriente.
- ¿Sabes donde está Afrodita? - pregunta - Creo que acabamos un poco mal antes...
- Esta en su palacio - le comunica Hermes - pero no te recomiendo que vayas. Estoy bastante seguro de que no quiere verte.
El dios asiente y se transforma en un águila antes de volar hacia la ventana de la diosa, en donde ella habla con Demeter.
- ... enviar semidioses allí a una muerte segura no es la solución. Él lo sabe - escucha decir a Afrodita
- Querrá hacerse respetar - Demeter se encoge de hombros.
- ¡Pero esa no es la manera! - Zeus ve a la diosa golpear la pulida superficie con el puño - ¡Los semidioses no tienen la culpa! ¡Que sea inútil no es culpa de los demás! - la diosa se tapa la boca con las manos y se gira hacia Demeter, quien abre los ojos sorprendida.
Zeus las mira con los ojos entre cerrados y vuela de vuelta a su palacio bullendo de rabia.
Entra en la sala del trono y fulmina a Apolo con la mirada.
- ¿Y bien? - pregunta este esperanzado.
- Hermes - llama a su hijo - Enviale el mensaje a Quiron. Quiero ver mañana mismo a los semidioses en las puertas del inframundo.
El dios mensajero asiente y Apolo palidece.
- Oh dios, es muy poco tiempo para que se preparen - murmura.
- Por un momento considere la idea de enviar a las furias, por ejemplo, al tártaro en lugar de a los semidioses; pero no. Si Afrodita quiere estar enfadada conmigo que lo esté, pero voy a darla una verdadera razón para estarlo.
- ¿Porque haces esto? - murmura Apolo.
- Es la única manera de hacerme respetar - musita.
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El hijo de la muerte (Nico di Angelo)
FanfictionUn chico perseguido y acosado por toda clase de monstruos y pesadillas sacadas de los mas horribles libros de terror. Una chica que vive en la ignorancia. Sus problemas son mas livianos, pero no del todo triviales. El destino ha decidido juntarles...