El hijo de la muerte (Nico di Angelo)

Capítulo 107: Asamblea de inútiles.

*Narrador*

Los grandes y poderosos dioses olímpicos se remueven incómodos en sus espléndidos tronos mientras esperan la llegada de Artemisa. Ésta a llegado al Olimpo histérica gritando "¡Reunión! ¡Reunión urgente!" mientras empujaba a dioses menores fuera de su camino.

La puerta se abre con un chirrido y la diosa entra en la sala, en donde todos loa dioses la observan espectantes.

- ¿Y bien? - interrumpe el silencio Zeus, claramente impaciente.

- Como creo que todos sabreis he estado un tiempo en el inframundo - anuncia - y sé con certeza que los monstruos se congregan de nuevo alrededor de las puertas de la muerte - los dioses olímpicos abren los ojos con horror y se miran entre si nerviosos - Según los semidioses enviados, allí hay un grupo de adolescentes. Van a atacar el día del solsticio. Aprovecharan la ausencia de Hades y el hecho de que estamos todo reunidos para salir.

- ¡Pero el solsticio es dentro un mes! - se queja su hermano Apolo.

- Lo sé.

Los dioses se miran entre si preocupados y comienzan a murmurar cosas.

- Lo mejor será enviar semidioses, ¿no crees?

- ¿Al tártaro? - jadea Afrodita.

- Si - Zeus la mira confundido - Para que maten a algunos monstruos.

- Pero Zeus - interviene Ares - Cuando matas a un monstruo vuelve a aparecer en el tártaro, ¿que sentido tiene matarles allí?

- Realmente cuando les matas tardan un poco de tiempo en volver a aparecer. La mejor manera de manejar el hecho de que los titanes y gigantes estén libres, es intentar que haya menos monstruos ¿no creéis? Así serán más fáciles de vencer y volver a encadenar.

- ¿Los titanes y gigantes están libres? - pregunta Afrodita con voz aguda.

Artemisa asiente mirandola con compasión. No soporta el egocentrismo de Afrodita, pero comparte su horror hacia lo que está ocurriendo.

- El tártaro es un lugar horrible, Zeus - dice Afrodita - Es terrible que si quiera te plantees la idea de mandar a unos pobres semidioses ahí. Y más aún si es cierto eso de que los gigantes y titanes andan sueltos por ahí. ¡Es prácticamente enviarles a una muerte segura!

- Afrodita - trona él - todos hemos tenido que sacrificar algo en ésta guerra.

- ¿A si? - se mofa - ¿Que has sacrificado tú?

- He ido hasta el Inframundo y le he pedido ayuda a Hades.

- Ellos van a sacrificar su vida, Zeus - grita - no es comparable tu sacrificio con el suyo.

- Nosotros somos dioses, ello no - replica.

- Bien - dice Afrodita - espero que realmente que Jason vaya a la misión, así si podrás decir que has sacrificado algo. A ver si sigues creyendo que enviarles al tártaro es una buena idea cuando veas a tu hijo sufrir los tormentos que allí le esperan.

- Yo siempre e intentado proteger al mundo - Zeus se incorpora en su gran trono y la fulmina con la mirada - Incluso si mis hijos tenían que morir para conseguirlo.

- ¡Que egoísta somos los demás demás dioses por querer que nuestro hijos vivan, ¿verdad?! - Afrodita ríe sin gracia- muchas muertes se pudieron evitar, Zeus. Igual que ahora. Encontraremos otra solución al problema, pero por favor; no les envíes allí.

- Ya he decidido, Afrodita - dice Zeus - Mañana mismo les será comunicado a los semidioses la misión.

Zeus se levanta y abandona la estancia, dejando a una furiosa Afrodita a sus espaldas.

- ¡Eres casi peor que los titanes! - grita aún sabiendo que él no puede escucharla, solo quiere desahogarse.

Artemisa les mira con reproche y dirige su penetrante mirada hacia su hermano.

- Intenta que las cazadoras no se enteren - le dice.

Sus cazadoras se han quedado a cargo de su irritante hermano, quien no hace más que quejarse de que ellas son realmente desagradables con el.

- Lo intentaré- dice Apolo con una sonrisa traviesa - pero no prometo nada. Tu lugarteniente, Thalia Grace, es una cazadora difícil de detener. Cuando se entere de que su hermano pequeño va a ir al tártaro...

- Pues procura que no se entere.

- Que fácil de decir para ti - Apolo pone los ojos en blanco.

- Oh, venga hermanito - Artemisa sonríe - Tengo fe en ti