Capítulo 73: Un Cerbero en condiciones.

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- ¡Dios! ¡Ha sido genial! - exclama con efusividad Nicole - ¡¿Visteis sus caras?! ¡Se morían de envidia! - me río y le paso un brazo por los hombros - ¡Y cuando has pegado a Matt! ¡Eso si que a sido espectacular! ¡Eres genial!

Se pone de puntillas y me da un beso en la mejilla mientras mis mejillas enrojecen.

- Que adorable eres - dice con una sonrisa.

- Eh, - me quejo - no soy adorable.

- Claro que lo eres - replica - A que si, Nick.

- Por supuesto - Nick se ríe - James es la viva imagen de la adoravilidad.

Pongo los ojos en blanco, creo que esa palabra ni siquiera existe.

Nicole se ríe y se pone la primera.

- Nicole - la llamo - no te alejes, es peligroso.

- Tranquilizate James - me dice con una sonrisa - No me va a pasar nada.

- Eso tío - dice Nick burlándose - No la va a pasar nada, es Nicole, por dios. Nada puede con ella.

Nicole le saca lengua y se da la vuelta.

- ¿Que le has dicho a tus padres para que dejen venir? - la pregunta.

- Nada - se encoje de hombros - Les he dejado una nota explicándoselo todo.

La miro fijamente con una sonrisa.

- Tío - me susurra Nick - sé un poco menos obvio, ¿quieres?

- ¿A que te refieres? - frunzo el ceño y sacudo la cabeza.

Nick pone los ojos en blanco.

- ¡Chicos! - nos llama Nicole parada en la linde del bosque - ¿Que es eso?

Nos acercamos corriendo y vemos a una criatura enorme del tamaño de un autobús de color negro.

- Ponte detrás nuestra, Nicole - le digo sacando la espada - es peligroso.

- Vale - susurra.

El perro del infierno se gira hacia nosotros y abre la boca en un rugido atronador.

- Yo me encargo - dice Nick posicionándose en posición de ataque.

Esquiva el primer zarpazo del perro y se cuela por entre sus patas, luego escala un árbol y se sube en el lomo del perro para clavarle la espada en el cuello, reduciéndolo a polvo al instante.

- Que fácil - murmuro extrañado.

- Vale, James - Nick pone los ojos en blanco - todo lo que yo hago es fácil ¿no? Y lo que tuy haces es impresionante, por supuesto señor egocéntrico...

Tres cabezas de perros del infierno se asoman por entre los árboles.

Dios...

- Nick - lo llamo - Callate.

- Vale, James. Ahora ni siquiera puedo hablar ¿eh?

Me doy un golpe en la frente con la palma de mi mano. Este chico a veces es realmente exasperante.

- ¡Nick! - le grita Nicole - ¡Deja de decir estupideces y haz algo!

Nick se da la vuelta extrañado y silva conmocionado al verlos.

- James - dice con voz aguda - Creo que necesitamos ayuda de tu espada mágica.

Asiento y me pongo a su lado.

- Tu dos y yo uno, ¿vale? - dice.

- Sin problemas.

Sonrío y me lanzo hacía el primero sin dudarlo. Alzo mi espada y como ya es costumbre, una niebla de tonalidades azules, moradas y negras se apodera del filo de la espada. Hundo la hoja en el pecho de uno de ellos y de seguido le secciono la cabeza al otro.

Suspiro resignado cuando veo aparecer a otro grupo de perros del infierno, esta vez al menos siete.

- Emm... James - me dice Nick - son demasiados.

- ¿Y que sugieres? - grito sin apartar la vista de los perros.

- Correr - agarro la mano de Nicole y la arrastro por entre los árboles.

Escuchamos los rugidos de los monstruos a lo lejos y aceleramos el ritmo.

No detenemos en un claro después de estar un rato corriendo. Los perros ya no nos persiguen. Me apoyo en el tronco de un árbol y respiro hondo.

- ¡Ha sido épico! - grita Nicole.

Nick y yo la miramos fijamente incrédulos.

- ¡James! - se acerca corriendo a mí - ¡Tu espada es genial!

- No es la espada, Nicole - suspiro.

- ¿Que? - frunce el ceño - Claro que es la espada, la niebla se ha arremolinado al rededor del filo, de la espada.

- Nicole - Nick se acerca a ella - No es la espada, es James. Da igual que espada le des; siempre pasará lo mismo. El él. Él.

Nicole me mira extrañada.

- ¿Quien es tu madre divina? - pregunta.

- No tengo - respondo con una sonrisa.

- Pero creía que eras un semidiós...

- Y lo soy - sonrío con más ganas.

- ¿Eing? - su confusión es palpable.

- No solo las mujeres pueden ser diosas, ¿sabes? - le dice Nick aparentando estar indignado.

Nicole abre mucho los ojos.

- Oh.

- Si, oh - se burla Nick.

- ¿Y quien es tu padre? - le pregunta a Nick.

- Ares - sonríe con orgullo - Dios de la guerra.

Nicole estalla en carcajadas.

- Eso explica tu egocentrismo - dice riéndose.

Nick abre la boca indignado y al fulmina con la mirada.

- ¿Y tú, James? - pregunta sin perder la sonrisa.

- Thánatos.

Abre los ojos desmesuradamente y forma una o con la boca.

- Así que eres...

- ...el hijo de la muerte - asiento yo - Si, Nicole. Soy el hijo de Thánatos.

- Por eso ocurre eso en tu espada - susurra.

- ¿Que? - preguntamos Nick y yo a la vez.

- Pues que supongo que la niebla en la espada, vuelve al arma totalmente letal, ¿verdad? - Nick y yo asentimos - Será porque al ser tu padre la muerte, habrás heredado alguno de sus poderes.

Poderes...

¿Yo?

Imposible.

- Eso no puede ser - murmuro Apoyándome en el tronco de un árbol - yo no tengo poderes.

- Que tu sepas - me dice Nick guiñándome un ojo.

- Eso es guay - asiente Nicole - eres guay - me sonríe.

Me ruborizó muy a mi pesar y Nicole y Nick ríen divertidos.

- Bueno, vamos amigo - dice Nick sonriendo de oreja a oreja.

Echamos a andar hacía el campamento. Después de estar al menos dos horas caminando, decidimos parar en un claro del bosque para pasar la noche.

- ¿No será peligroso? - pregunta Nicole.

- Tranquila, cielo - dice Nick tumbándose en el suelo - James te protegerá, ¿a que si, amigo?

Le lanzo una mirada asesina y enrojezco.

- ¿Porque me haces esto? - murmuro lo suficientemente bajo para que Nicole no lo escuche.

- Por que puedo - sonríe - y es francamente divertido.

Lo de la espada de James lo explicar voy más en profundidad en los siguientes caps.

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora