Capítulo 99: Los hijos de la muerte daban vida a este lugar

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*Daisy*

Fijo mi mirada en el techo de mi cabaña. Hace dos semana que Nico y James se fueron del Campamento y 10 días que no hablo con él. Todo esto es algo deprimente.

El Campamento se ha vuelto aburrido. Los campistas siguen realizando exactamente las misma actividades que cuando estaban ellos; solo que ahora mi forma de ver este lugar a cambiado.

Ya no veo un campo de fresas, un gran comedor, o un ruedo de entrenamiento. Veo el lugar en el que Nico se sentó conmigo cuando vinieron las cazadoras, donde mi padre me reconoció cuando Nico me trajo, o donde vi entrenar con la espada a Nico.

Cada cosa de este sitio me recuerda a él.

Su cabaña, su mesa del comedor, el árbol que pintó de blanco para ayudarme con mi puntería... Siempre asocio cada lugar del campamento con él. Y es realmente triste.

Es triste el recordar la manera en que me sonreía el día en que las Cazadoras vinieron; pero sabiendo que no lo tengo aquí a mi lado. Recordar cada noche con él; consciente de que no se volverá a repetir.

El Campamento es un lugar triste y vacío para mi. Lo único que me retenía aquí eran Nico, James, Nick y Percy.

Nico y James se han ido, llevándose con ellos la alegría y la magia del lugar.

Percy se pasa todo el día con Annabeth; sin darse cuenta de lo sola que me siento. Aunque realmente no le puedo culpar. Hago terribles esfuerzos por ocultarlo, esfuerzos que por lo que veo dan resultado.

El único que sabe por lo que estoy pasando y comprende mi sufrimiento es Nick. Me paso con el todas las tardes, pues por las mañanas no hago otra cosa que despertarme entre horribles pesadillas y llorar hasta acabar agotada.

Las tardes son pacíficas. Nick y yo nos sentamos en la arena de la playa a ver como las olas rompen contra la orilla. Es relajante y nos distrae.

Ambos estamos demasiado idos. Solo nos tenemos el uno al otro. Nos consolamos y apoyamos mutuamente.

Yo le escucho hablar sobre Reyna y cuanto de menos la echa. Me parte el corazón verle así de destrozado.

En el comedor no hablo con nadie, me limito a comer y luego irme a la orilla de la playa, en donde a veces está ya Nick mirando ensimismado el mar; o en otras ocasiones me siento sola a esperar a que venga.

Más de una noche a venido a dormir conmigo a causa de las pesadillas. A él también le atormentan.

Dice que sueña con su muerte; cada noche. El mismo sueño una y otra vez.

Yo no me atrevo a decirle que a mi me ocurre lo mismo. Todas las noches sueño con su muerte; igual a la primera vez.

Le consultamos a Rachel pero no supo respondernos; lo que solo hizo que alimentar los insanos pensamientos de Nick.

Debería dejar de torturarse, pero yo no soy quien para decírselo pues hago exactamente lo mismo que él.

El primer día fue relativamente más llevadero. Ambos dos optimistas creyendo que podríamos superar esto.

Pero no podemos.

Es demasiado para nosotros.

Las chicas de la cabaña de Apolo dicen que estamos deprimidos; lo cierto es que no lo sé, tampoco me importa.

Nicole anda algo mejor que nosotros dos. Se ha echado una novia, creo. Lo cierto es que no presto mucha atención a lo que dice.

Es una chica dulce y amable de la cabaña de Hécate. Ashley Mills creo que se llama. Tiene el cabello morado, si, del mismo color que las uvas que cultiva el hijo de Dionisio. Lo tiene largo y ondulado; con mechones color rosa fuerte y algunos azules eléctrico.

Sus ojos verdes parecen ver a través de las personas; directos al alma de cada cual, como si con solo una mirada pudiera saber todo acerca de ti. Como si tu cuerpo fuera solo niebla entre ella y tu verdadero ser.

Se las ve bastante enamoradas, aunque no puedo asegurarlo.

A Nicole la reconocieron el otro día, también. Resulta que es hija de Iris; diosa del arco iris. Lo que resulta un tanto irónico teniendo en cuenta que Nicole ama el negro. Se a alojado en su cabaña vacía a excepción de un hermano suyo; Butch.

Los pegasos parecen amarla y Ashley creo que comparte esa devoción.

Ambas andan siempre juntas; dadas de la mano o abrazadas, aunque nunca las he visto besarse o hacer algún otro tipo de demostración afectiva.

La ultima vez que las vi, Nicole corría tras una ilusión creada por Ashley, y ésta se reía sentada en los escalones de su cabaña; acompañada de sus hermanos.

Nick y yo hemos decidido que es suficientemente buena para Nicole. Ambos nos hemos reaponsabilizado de que ella esté bien; creemos que esto es lo que desearía James.

Los progresos entre Theo y Cindy no tienen mucho que contar. Se pasan el día discutiendo por tonterías y siempre acaban besándose delante de todos.

Si he de ser honesta me alivia no ser la única que sufre aquí. ¿Eso me convierte en un monstruo?

Mark pasa tiempo con Nick y conmigo, aunque creo que lo hace porque siente que debe intentar evitar que Nick haga una estupidez. Stacy viene con el siempre, no se separa de su lado. Es como sus sombra. Que Marck va a algún lado, Stacy va con él; pero vamos, sin dudarlo.

Una vez con nosotros Marck la envía de nuevo a su cabaña, a lo que esta responde refunfuñando y pataleando. Al final, Marck termina cogiendola en brazos y llevandola a su cabaña mientras la abraza y la suplica con voz asombrosamente dulce que deje de llorar.

Sinceramente me sorprende el aguante de Marck. No solo la soporta a su lado siguiendole a todas partes; si no que, de alguna extrañaa manera, es como si le complaciera.

Malcom, el hermano pequeño de Annabeth, me ha venido a ver de vez en cuando a petición de Percy, quien supongo que se siente mal por no prestarme atención. Es realmente simpático, más agradable de lo que pensé que sería. Siempre es él el que me ve por las mañanas llorando y se queda para consolarme sin preguntar, cosa que le agradezco de verdad; en esos momentos no soy capaz de pronunciar ni una sola palabra. Malcom simplemente me abraza en silencio y deja que me desahogue sin atosigarme a preguntas ni nada por el estilo. Yo le abrazo mientras el está sentado al borde de mi cama, con el cabello rubio aún desordenado por el sueño. El no pregunta, ni le cuenta a nadie sobre mis ataques.

Lentamente más lágrimas comienzan a caer por mi ojos silenciosamente, tan diferente de los otros días...

Como ya es costumbre la puerta se abre en silencio y el cabello rubio de Malcom aparece en la oscura cabaña. Se acerca a mi cama y se sienta en el borde con una sonrisa amable.

- ¿Pesadillas de nuevo? - pregunta con voz suave.

Asiento mientras me hago una bola debajo de las sábanas. Malcom me acaricia con suavidad mi mejilla y suspira.

Se pone en pie y abre las ventanas de la cabaña provocando que entre la luz a raudales.

Gimo bajo las sabanas y me tapo la cara con la almohada.

- ¿Porque has echo eso? - gimoteo.

- Ya es hora de que salgas de la cama y hagas algo con tu vida Daisy - me reprende con amabilidad.

- No quiero - me quejo mirandole acusadoramente - Entiendo que los demás me lo pidan, o incluso exijan. ¿Pero tú? Tu sabes por lo que estoy pasando. Me has visto todos estos días mientras lloraba. ¿Como puedes pedirme..?

Más lágrimas caen con mis mejillas y Malcom se acerca a mi y me abraza de nuevo.

- Esta bien, lo siento Daisy. Lo siento mucho. Solo creí que estarías mejor, ya sabes.

Asiento pegada a su cuello y vuelvo a llorar a mares, echando de menos a Nico. Los gemidos salen de mi garganta mientras los fuertes brazos de Malcom me rodean.

Y así, vuelve a empezar la desastrosa rutina en la que me e visto envuelta estos días.

Siento no haber publicado antes; mi móvil se rompió :(

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora