Capítulo 101: Inútil y egoísta

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*Malcom*

Entro en la cabaña de Poseidón con cuidado de no despertar a Daisy y me siento en el borde de su cama a esperar a que se despierte.

- No... - gimotea en sueños revolviendose de forma violenta en la cama - Nico...

Las lágrimas comienzan a caer por sus ojos mientras aún duerme, algo que la ocurre cada día. Se las  limpio con cuidado y la intento tranquilizar.

No se que es porque lo que ha  tenido que  pasar para acabar así. Vale si, su novio se ha ido, pero tampoco es el fin del mundo. Y ella actúa como si lo fuera.

Nico no lo es todo, y si lo era para ella, tiene un grave problema.

- Daisy - la llamo - arriba.

Abre un ojo lentamente y me mira sorprendida.

- ¿Que? - pregunta.

- Que te levantes - la digo - llevas  11 días tumbada en la cama sin moverte, es hora de  que hagas algo - la digo - Autocompadecerse no es hacer algo - la aclaro antes de que hable - Y ni se te ocurre salir con la escusa de "Oh, Malcom. Tu sabes por lo que estoy pasando ¿Como se te ocurre  pedirme esto?"

Su ceño se frunce y hace un puchero.

- Pues te lo pido. Arriba, Daisy. Entiendo que no estas genial pero todos tenemos que colaborar para que esto funcione. El Campamento no se puede sacar adelante solo ¿sabes? Los campistas han estado haciendo tu parte, pero ya no más. Hoy mismo vas ha empezar a hacer las cosas bien.

»Basta de sentarte frente al mar quejandote de tu mala suerte. ¿Crees que es horrible que Nico se haya ido? Hay cosas peores. Tal vez deberías plantearte a cuanta gente hemos perdido los demás en vez de quejarte porr algo siin importancia. Deja de ser tan egoista.

- ¿Egoista? ¿Yo? - escupe - ¿Sabes por lo que e tenido que pasar toda mi vida? En el colegio...

- ¡A casi todos los que estamos aqui nos han tratado mal en e colegio! ¡Por amor de dios! ¿En serio te crees tan especial?

- Callate - me grita - Para unas pocas personas que me trataban bien...

- ¡Aqui todos te  tratamos bien! ¿Como puedes estar tan ciega! - la digo - Aunque claro, no esperes que vayamos detrás de ti todo el tiempo y te consintamos como hacían James y Nico.

- Ellos no... - empieza ella.

- ¿Que ellos no te  consentian? - suelto una risotada despectiva - Siento ser yo quien te lo diga, preciosa, pero si; ellos te lo consentian todo. Hacias algo mal, y nada; no importaba porque eras tu. No eres mejor que los demás.

Me giro de espaldas a ella.

- Los días en que te lo daban todo hecho han acabado - la digo con voz severa - Tienes razón, Nico se ha ido. Ahora estoy yo; y las cosas van a cambiar. A ver si aprendes la diferencia entre princesa y heroína, que lamento decirte, es lo que tu eres.

Abro la puerta.

- En cinco minutos te quiero fuera - la digo antes de salir - Vestida y sin rastros de lágrimas.

- P-pero - tartamudea - Yo no quiero...

- ¿Alguien te ha preguntado? - la pregunto - Ya es  hora de que aprendas a ser lo que eres y dejes de pretender ser lo que no eres no serás jamás. No hay tiempo para lamentarse.

Me mira obstinada.

- No lo voy a hacer.

- Como en cinco minutos no estes fuera entrare a por ti - la aviso - Y recuerda que ya no tienes a Nico para que  te proteja.

- No le necesito, puedo cuidarme sola.

- Ya veremos si sigues diciendo eso cuando hayamos acabado.

Ya era hora de que alguien le dijera algo a Daisy ¿no creeis?

El hijo de la muerte (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora