El chico tendrá mi edad. Tiene pelo negro y ligeramente largo, cayendole liso sobre la frente. Sus ojos son negros y su piel, pálida. Es alto y delgado. Viste unos vaqueros negros rotos en las rodillas y una camiseta también negra con estampados de calaveras. Lleva una chaqueta de cuero negra encima, abierta sobre la camiseta. Me observa con atención y seguidamente al desastre que me rodea. Se acerca a mi y me empuja delicadamente, como no me muevo me mira con irritación.
- Dejame pasar - me ordena con voz autoritaria
- ¿Perdona? - no podía dar crédito a lo que oía - Por si no te has dado cuenta, esta es mi casa - le digo abarcando todo el piso con un gesto de mi mano.
- Por si no te has dado cuenta - me dijo imitando mi tono de voz con burla - estas en peligro.
Me aparto de su camino mientras intento procesar lo que me acaba de decir. Le veo encaminarse en dirección al dormitorio de mi madre y le sigo como en trance. Abre la puerta y suelta una maldición en griego antiguo. A continuación me empuja hacia atrás y saca de una vaina que tenia sujeta a su espalda una espada completamente negra. Le miro estupefacta y entra con paso firme dentro de la habitación. Oigo un grito, y me asomo justo a ver a una chica explotando en un nube de polvo amarillo. Retrocedo presa del miedo y veo al muchacho darse la vuelta en mi dirección. Le miro aterrorizada y doy la vuelta dispuesta a huir de ese loco, cuando noto su mano sobre mi boca, inmovilizandome.
- Te voy a quitar la mano de la boca - me dice en tono bajito muy cerca de mi oído - prometerme que no vas a gritar ni ha salir corriendo.
Menudo lumbreras ¿Cómo espera que le prometa algo si me esta tapando la boca? Creo que lo entiende, porque me quita la mano de la boca y me giro lentamente para encararme con el.
- ¿Eso a que ha venido? - le pregunto poniendo los brazos en jarra - ¿Significa que me vas a convertir a mi también en polvo si no hago lo que quieres?
- No voy ha hacerte daño - me dice muy serio mirando fijamente mis ojos verdes.
- ¿Que quieres de mi? - le pregunto segundos despues en un susurro, cautivada por sus ojos negros.
- Que vengas conmigo - me dice en el mismo tono bajito.
- ¿A donde? - le pregunto incapaz de apartar mi mirada.
- Al Campamento Mestizo - me responde
- ¿Que es el campamento mestizo? - le pregunto sintiéndome estúpida.
- Un lugar donde no podrán hacerte daño - me dice inclinándose hacia mi y colocandome un mechón de pelo tras la oreja.
Respiro pesadamente y asiento.
- Agarrate a mi - me dice entrecerrando los ojos. Su seriedad me pone alerta y me abrazo a su torso. Siento su brazo alrededor de mi cintura y, a continuación experimento falta de aire. Cierro los ojos y dejo de notar suelo bajo mis pies. Los abro cuando vuelvo a sentir tierra e intento apartarme de el, pero pierdo el equilibro y el me sostiene.
Nuestros rostros acaban muy cerca y puedo sentir su respiración.
- ¿Quien eres? - le pregunto mirándole a los ojos.
- Mi nombre es Nico di Angelo - responde.
Asiento y me doy cuenta de que nuestras bocas están muy, muy cerca.
- ¿Te preocupa nuestra cercanía, Daisy?- me dice burlón al darse cuenta de que miro sus labios.
Me aparto de el como movida por un resorte y le miro con los ojos a punto de salirseme de las orbitas.
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El hijo de la muerte (Nico di Angelo)
FanfictionUn chico perseguido y acosado por toda clase de monstruos y pesadillas sacadas de los mas horribles libros de terror. Una chica que vive en la ignorancia. Sus problemas son mas livianos, pero no del todo triviales. El destino ha decidido juntarles...