El hijo de la muerte (Nico di Angelo)

Capítulo 49: "Impresionante"

*Reyna*

Y entonces ocurre, todos mis temores se hacen realidad. Mi corazón cae echo pedazos junto con el cuerpo sin vida del muchacho al que he amado más que a mi propia vida. Su brillante cabello marrón le cae en delicadas ondas sobre la frente y tiene sus ojos cerrados, lo que para mi significa que nunca podré volver a ver esos ojos que tanto me atraen.

Unos fuertes brazos me sujetan en mi posición, impidiéndome realizar cualquier clase de movimiento. Abro la boca para gritar, pero no oigo nada, nada de nada. Solamente un horrible silencio. La escena que se desarrolla frente a mis ojos ocurre a cámara lenta, permitiéndome apreciarla a pesar de la conmoción de saber que Él está muerto. Empiezo a sollozar y los brazos que antes eran firmes y fríos como el hielo para mantenerme en mi lugar, se vuelven cálidos y reconfortantes, prestándome su consuelo.

Abro los ojos con la respiración agitada y miro a mi alrededor frenéticamente hasta que le veo tumbado en una litera con la boca ligeramente abierta y un brazo colgando del colchón. Respiro hondo intentando calmarme. ¿Que significa ese sueño? ¿Por que salía Él? ¿Por que moría? ¿Desde cuando me importa tanto un chico?

El ultimo chico que realmente me importó fue Jason, lo sé. Aunque entre ellos hay claras diferencias. No sabría expresar exactamente en que aspectos, pero hay diferencias.

Nick no tiene esa sonrisa cínica y arrogante de Jason, ni esa seguridad en sí mismo que caracteriza al hijo de Júpiter. Nick es... ¿Cómo describirlo? Físicamente es alto, delgado y musculoso. De pelo y ojos marrones. ¿Nada impresionante, verdad? Pues sí, todo en él es impresionante. Su físico asombroso, su tierna personalidad... Creo que él es mi oportunidad de olvidar a Jason, de intentar se feliz con alguien a quien de verdad le importe.

Nick empieza a murmurar cosas sin sentido y de repente gira hacia el lado equivocado y se cae de la cama. Se escucha un gemido y Nick rueda hasta quedar boca arriba. Suelto una risita divertida me acerco a él. Me arrodillo a su lado y pongo su cabeza en mi regazo mientras le aparto con ternura el pelo de la frente.