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Vuelven (parte 2)

Natasha Romanoff

Desde que Natasha te dejó, comenzaste a trabajar más. Tus días prácticamente se basaban en por la mañana ir a terapia por lo del secuestro, y en las noches ir a trabajar. Comenzaste a tomar turnos más largos, e incluso durante los fines de semana porque no tenías ganas de estar en el departamento.

A veces Yelena venía a ver como estabas, o te iba a recoger del trabajo. Pero una noche llegaste, y encontraste a Natasha recostada en el sofá llena de cortes y moretones.

Inmediatamente corriste a ayudarla, pero ninguna decía nada. Tu solo limpiabas los cortes y ella te miraba. Hasta que Nat se atrevió a hablar.

–Y... ¿Cómo has estado?–Te preguntó tratando de aliviar un poco la tensión que había en ese momento.

Ni si quiera te molestaste en responder, tratando de evitarla lo más posible, esperando que no preguntara nada más.

–Clint me dijo que estás trabajando más... Oí que al restaurante le está yendo mejor, me alegro por—Iba hablando, cuando le interrumpiste.

–Natasha, detente. No puedes aparecer en la madrugada en el departamento, toda golpeada y con cortes por todo el cuerpo, y actuar como si nada hubiese pasado. ¿Sabes cuanto duele?–Dijiste molesta, aguantando las lágrimas que amenazaban con salir.

–Sí... lo sé... cometí un error, jamás debí dejarte, porque créeme, que romper contigo ha sido una de las cosas más dolorosas que he tenido que hacer... perdóname, por favor...–Habló con toda la sinceridad del mundo, llorando silenciosamente.

Una vez que terminaste de limpiar sus heridas, te levantaste de tu asiento mientras le hablabas.–Ve a darte una ducha mientras te cocino algo porque apestas. Saca de mi ropa para vestirte.–Le dijiste evitando su mirada  con una sonrisa casi imperceptible, levantándote y partiendo hacia la cocina.

Natasha solo sonrió y fue a hacer lo que le dijiste. Ella sabía que a veces te costaba un poco demostrar el cariño, pero sabía que ya las cosas estaban bien entre ustedes.

Wanda Maximoff

Ustedes nunca pelearon.

Hope Van Dyne

Cuando ambas ya tenían sus horarios más organizados, comenzaron a salir de nuevo.

Gamora

Ninguna de las dos se habló en todo el tiempo que tú "ex" estuvo con ustedes, que fueron más o menos dos semanas. Así que apenas ella dejó la nave, Peter armó todo un plan para juntarlas otra vez.

Las encerró a ambas en el cuarto donde dejaban los utensilios de limpieza (que por cierto era muy pequeño) para que hablaran.

–Tu hermano no puede ocuparse de sus propios asuntos, ¿Verdad?–Te preguntó incomodamente Gamora.

–Que te puedo decir... siempre se mete en lo que no debe...–Soltaste una pequeña risita nerviosa.–Hablando de eso... Gamora, yo... lo siento. Debí haberte hablado sobre mi historia con ella, yo solo... no quería involucrarte con eso ya que mi pasado con ese tipo de cosas, me hace avergüenza... no quiero perderte... eres la relación más importante que he tenido...–Le dijiste con toda la sinceridad del universo, bajando la mirada mientras jugabas con tús manos.

Gamora posó sus manos sobre las tuyas, y levantó tú rostro.–Lo sé... yo también lo siento.

–Así que... ¿ya estamos bien?–Le reguntaste mirándole a los ojos.

–Definitivamente.–Respondió sonriendo.

–Quieres... amm... ya sabes... ¿Divertirnos mientras estamos aquí...?–Le preguntaste coqueta.

Carol Danvers

Cuando volvió al hospital, todo se arregló.

María Hill

María no se había dado cuenta del daño que te hizo, hasta que te fuiste y dejaste de contestarle las llamadas. Ya no volvías al departamento y ella comenzó a preocuparse. Así que decidió ir a verte antes de una de tus cirugías a los vestidores donde estabas preparándote.

–T/N, ¿Por qué no has vuelto a casa? Estaba muy preocupada por ti.–Te dijo entrando a la sala.

–¿Ahora quieres que vuelva, después de que me pediste que me fuera y te dejara sola?–Le cuestionaste con tono molesto.

–¿Qué... de que estás...?–Preguntó confundida.

–Dos días atrás, cuando volviste de la misión. Te pregunté qué era lo que te estaba pasando, y lo único que me dijiste fue, "vete y déjame sola". ¿Ahora sí te acuerdas?

–No linda yo... lo siento... no me di cuenta. He estado con muchas cosas en la cabeza últimamente, yo se que no es excusa, pero aún así... lo siento...–Te dijo contristeza, tratando de aguantar sus lágrimas.

–Cuida mejor tus palabras Hill, que no todos tienen la paciencia que yo tengo contigo. Nos vemos en la noche.–Le dijiste, para luego besarla e irte a tu cirugía.