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Tony~Imagine

Prólogo: Tony y tú llevan casados ya tres años, y han estado intentado concebir un bebé por los últimos diez meses, pero nada parece funcionar.
No afectará la historia.

Advertencia: pequeñas referencias al sexo.

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Tener una relación con Tony Stark tiene sus altos y bajos. Antes de casarse, salieron por dos años, y pasó de todo durante ese tiempo.

La prensa creó muchos rumores acerca de ambos, los cuales afectaron la relación, y provocaron que terminaran. Y ambos siendo Vengadores y teniendo que verse en cada reunión y misión, no hacía las cosas para nada de fáciles. Pero era innegable que ambos estaban destinados a estar juntos, por lo que sus amigos hicieron hasta lo imposible para juntarlos de nuevo.

Siete meses después, Tony te esperaba en el altar de la iglesia mientras tú caminabas tomada del brazo de Steve Rogers, tú mejor amigo.

Ya ha pasado mucho tiempo desde eso, y tres años después, ambos se encuentran desnudos en su cama mirando al techo después de un apasionado momento tomados de las manos.

–Va a funcionar, bonita... lo sé. Ésta vez sí que lo vamos a lograr.–Te aseguró Tony, girándose en tú dirección y besando tú mano.

–Eso espero... porque la verdad ya me estoy cansando, Tony. Nada funciona. Ni si quiera con la ayuda de la doctora ni todas esas inyecciones podemos conseguir que me embaraze. Y adoptar sería lindo... pero tener nuestro propio bebé sería un sueño hecho realidad.–Le dijiste sentándote en la cama, cubriendo tú pecho con las sábanas y jugando con tús manos nerviosamente mientras mirabas hacia abajo.

–Lo sé bonita.–Te dijo sentándose también, besando tú hombro descubierto.–A mí también me encantaría que quedaras embarazada... pero en caso de que no funcione... siempre hay otras opciones como adoptar y así... pero créeme cuando te digo, T/N, que vamos a ser padres, sí o sí.–Aseguró tomando tú rostro con su mano derecha mientras te abrazaba con su otro brazo, dejando un tierno beso en tús labios.

Y como lo esperabas, tampoco funcionó. Ya estabas harta de negativo tras negativo, y el sueño de ser madre lo veías cada vez más lejos. Pero aún así, aceptaste intentarlo una vez más. Tony estaba decidido a cumplir tú sueño, sus esperanzas eran más altas que las tuyas, y deseaba con todo su corazón y alma, que ésta vez sí funcionase.

Dos semanas después de ese apasionado momento lleno de esperanza, te encontrabas en el baño de tú habitación, con una mano cubriendo tú boca, mientras la otra sostenía el test de embarazo que acababas de hacerte, que por cierto, salió positivo.

Las lágrimas corrían y corrían de la pura felicidad. Tony en ese momento se encontraba en una reunión, por lo que le preparaste una gran cena para darle la noticia cuando volviera.

–Pero bueno... ese vestido te queda de maravilla, querida.–Te coqueteó, viéndote de pies a cabeza cuando entró en la cocina.

–Me alegro que te guste. Y aprovecha, porque en un par de meses ya no me entrará con la gran barriga que voy a tener.–Le dijiste con unas lágrimas en los ojos entregándole el test que te hiciste horas antes.

–¿E-estás... tú... v-vamos a-a...?–Tony intentaba formular una frase coherente pero no podía mientras lágrimas salían de sus propios ojos. Lo único que hiciste fue asentir con la cabeza mientras llorabas de felicidad.–¡¡¡SIIIIIIIIII!!! ¡¡¡VAMOS A SER PAPÁS!!!–Gritó cuando salió de su estado de shok, y corrió hacia ti, tomándote en sus brazos dando vueltas contigo.

Cuando te puso de vuelta en el suelo, te dio el mejor beso de toda tú vida.

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Cinco años después, ambos se encontraban viendo una película en la sala de cine de su hogar, con la pequeña Alison durmiendo plácidamente en el pecho de Tony con una sonrisa en su rostro.

–¿Cuando crees que será el momento indicado para decirle que su deseo de cumpleaños será realidad en nueve meses?–Le preguntaste a tú esposo acariciando su cabeza tiernamente.

–Tal vez mañana durante el desayuno... pero ésta vez escojo yo el nombre...–Te respondió Tony, mirándote con sus hermosos ojos color café, brillando ante la idea del nuevo miembro de la familia, acariciando delicadamente tú vientre con su mano izquierda, mientras con la otra, sujetaba a su más grande creación.