NUEVA CASA, MISMAS REGLAS

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No me atrevo a dormir, no debo hacerlo, mamá se enfadará si duermo, ella está sentada al frente mío con el rostro bien despierto, yo trato de distraerme con el paisaje de la ventana. El sol casi se puede ver, solo su luz aclaradora está presente, pestañeo pesadamente.

— Joane, haz el favor de comportarte a tu altura— me regaña mamá.

— Lo siento— y abro mis ojos con pesar, pero es inútil, mi cuerpo está adormecido y comienzo a flaquear de nuevo.

— Es que no entiendes que debes comportarte a tu altura— me dice mamá y abro los ojos, está molesta conmigo— ¿quieres que te abofetee para que me entiendas?— niego con temor— entonces compórtate a tu altura, dormirás en casa.

Junto mis manos y me pellizco cada que siento alsueño invadirme, no dormiré, no más.


No me atrevo a dormir, no debo hacerlo, mamá se enfadará si duermo, ella está sentada al frente mío con el rostro bien despierto, yo trato de distraerme con el paisaje de la ventana. El sol casi se puede ver, solo su luz aclaradora está presente, pestañeo pesadamente.

— Joane, haz el favor de comportarte a tu altura— me regaña mamá.

— Lo siento— y abro mis ojos con pesar, pero es inútil, mi cuerpo está adormecido y comienzo a flaquear de nuevo.

— Es que no entiendes que debes comportarte a tu altura— me dice mamá y abro los ojos, está molesta conmigo— ¿quieres que te abofetee para que me entiendas?— niego con temor— entonces compórtate a tu altura, dormirás en casa.

Junto mis manos y me pellizco cada que siento al sueño invadirme, no dormiré, no más.

Por fin llegamos a la nueva residencia, estoy tan aliviada que suelto un suspiro, pero lo reprimo antes que sea oído por mamá. Bajamos del carruaje y la sigo hasta dentro de la casa donde los sirvientes nos esperan en fila silenciosa, no conozco a ninguno, pero todos me tratan como si fuera una reina.

Nos sirven el desayuno y ni bien acabo me voy a la habitación señalada por una de las sirvientas a orden de mi madre.

— Mañana tus lecciones— me advierte—, acostúmbrate a esta casa, no volveremos a la otra, esta queda más cerca para la sociedad.

Sé por qué me lo dice, es por sus planes de casarme. Hace dos semanas fue mi nuevo cumpleaños, las chicas de mi clase se casan muy jóvenes o por lo menos están comprometidas. Respiro un poco tranquila, mamá dijo que no me casaría con alguien viejo.

Entro a mi habitación y de inmediato busco un lugar para guardar mis tesoros. Una madera suelta es el lugar indicado, los guardo con cuidado y me alisto para dormir y despertar a la misma vida monótona de siempre, con las mismas clases, los mismos horarios, los mismos tratos, el mismo silencio... en tres palabras: las mismas reglas.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora