Hago el almuerzo y espero el regreso de Louis. Nadie ha venido a importunarnos, lo que es bueno y a la vez no tanto. Mis niños juegan tranquilos y todo a mi rededor dice que estamos bien, pero la inquietud de mente no se va por completo.
Lewis me quita la inquietud por unos largos minutos al conseguir meterse al gallinero y salir todo lleno de plumas, lo baño y cambio de inmediato para que se vea limpio. Mis hijos no serán los mejor vestidos, pero siempre están muy limpios y peinados así tenga que cambiarlos tres veces al día.
La comida está lista, solo falta Louis, los sábados siempre esperamos a que llegue.
El perro ladra y eso indica que alguien viene, ayer no me indicó nada porque se fue con los niños a jugar abajo. Si el perro se calla pronto quiere decir que Louis es quien ha llegado, y acaba de callarse así que debo suponer que mi esposo está viniendo a casa, aunque es raro porque el animal sigue gruñendo.
— ¡Papi!— escucho gritar a Joy contenta.
Salgo para decirles a nuestros hijos que vayan a lavarse sus manos y me paralizo ante la visión de delante de mí:
Efectivamente es Louis quien ha llegado, pero no viene solo y es por eso que el perro sigue gruñendo, al lado de Louis viene la mujer de ayer.
¿Lo habrá amenazado?
La respuesta está en el rostro de Louis que me pide perdón por la traición.
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Dueña de mi Libertad
Historical Fiction"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...