EN NUESTRA SOLEDAD

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Llevamos dos noches aquí y todo es felicidad. Dormimos juntos, él me abraza, pero no intenta más y yo lo agradezco.

Mis manos no están callosas, qué va, apenas llevo tres días aquí, pero ya veo que dejarán de ser tan suaves como fueron por largos años.

Hoy es mi quinto día y me ha salido una ampolla en un dedo y duele muchísimo, la he metido al agua que saqué del pozo que es fría, pero en cuanto lo saco arde y me duele de nuevo, es horrible. Louis me ayudó al volver a casa o algo así, tomó mi dedo y se lo llevó a la boca, me le quedé mirando y él a mí, olvidé el dolor por unos segundos hasta que volvió con más intensidad y acabó con todo momento mágico.

Llevamos dos semanas aquí, traigo agua del pozo todas las mañanas y me alcanza hasta después del mediodía y a ir por agua otra vez. El dinero no nos es escaso, el trabajo de Louis va bien, no es como a él le gusta, pero no se queja, él jamás se queja, tal vez lo hace y nunca le puse atención. Me gusta verlo feliz; él es feliz, se lo ve cada día al volver a casa, siempre contando anécdotas con respecto a su trabajo y nunca de su familia, ahora que me pongo a pensar en ello se lo voy a preguntar.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora