Hay muchos pendientes en nuestra vida.
Este año iremos a ver de nuevo al hermano de Louis que sí pudimos encontrar, pero primero iremos a nuestra casa de ensueño.
Los veranos nos trasladamos a casa de papá, es tan cálida.
Papá tiene dos propiedades más que están en la herencia a Matthew, no lo sabíamos porque papá no las había mencionado con exactitud, pero el abogado de mamá las descubrió. Fueron justo esas propiedades las nos dieron problemas entre mis abuelos paternos y nosotros. Ellos nos pusieron muchas trabas aunque sabían que las tierras le pertenecían a mi hijo, y no es que ellos no tuvieran propiedades, sus tierras es dos veces más grande que en la que yo crecí, pero el abuelo se las habían arreglado para que las dos en disputa volvieran a su nombre.
No quería pelear con ellos, pero mamá quería hacer valer lo que era justo "y te servirán para tus otros hijos". Que Matthew se parezca a mi padre y llevara su nombre no ayudó ni un poco, más bien hizo todo lo contrario.
Cuando por fin me desanimé y lo dejé estar, mi joven Lewis intervino e hizo presente su poder de convencimiento, que también heredó de su padre, y de oratoria enseñada por su tutor. Mis abuelos en persona vinieron a devolverme las llaves y los títulos de las propiedades. No tuve el valor de preguntar a Lewis qué había hecho con exactitud, pero él se veía muy satisfecho de sí mismo, su tutor habría estado orgulloso de él.
Resulta que Matthew también es mitad y mitad, siempre lo supe, se parece a mi padre, pero tiene toda la actitud de su padre y sigue resolviendo todo con calma. Mamá lo llama "el digno heredero de sus padres" refiriéndose claramente a los grandes rasgos que ha adoptado de mi padre y de mi esposo, Louis.
La herencia está ahora por completo en manos de Matthew, la administra correcta y sensatamente, sabe cómo repartirá toda la herencia a cada uno de sus hermanos, cuida las relaciones de la familia, que si por mi fuera no haría falta, y ha aceptado la prometida que mamá escogió para él, o por lo menos ha aceptado conocerla antes de formalizar cualquier tipo de compromiso, o sea no está obligado a casarse con ella si no le agrada, pero creo que sí lo hace.
Mi soñador Erick, el que creí que tardaría en acariciar los sueños reales, ha demostrado que siempre fue el más maduro de sus hermanos.
A los quince comenzó su carrera militar y ha escalado rangos con una rapidez asombrosa, aunque creo que mamá es responsable en parte. Y cuando cumplió dieciocho me pidió permiso para casarse, "no ahora" me dijo noblemente, noté a Louis riéndose silenciosamente a espaldas de su hijo, pero a vista mía, "sino cuando yo cumpla veinte, ella te va a agradar" yo sabía quién era ella, "pero ayúdame con la abuela, porque seguro que no la aprobará y yo necesito que sí lo haga".
Sí, sabía quién era la encantadora muchacha que había capturado el tierno corazón del más soñador de mis hijos y jamás podré negar que me agrada que lo hubiera hecho.
Joy tiene que escoger entre los dos únicos pretendientes que han pasado todas las pruebas de mamá, son buenos muchachos y me agradan aunque me duela reconocerlo. He logrado que Joy no piense en matrimonio por algún tiempo, pero tiene dieciocho y todas sus amigas están casadas menos ella, no aguantará un año más y no quiero una fuga, yo no podría soportarlo. Así que ahora debo empujar a mi hija a decidirse de una vez por todas.
Con un solo día de ayuda he captado algo, una mirada fugaz, es algo rápido y ninguno de los pretendientes lo ha captado, pero yo sí, conozco esa mirada enamorada, es la misma que yo ponía cada vez que Louis estaba cerca mío y mamá estaba al frente y se suponía que yo no debía mirarlo; puse mayor atención y la capté de nuevo y la persona a quien iba dirigida... ¡mamá se va a desmayar! voy a tener que hablar en favor de Joy también, reitero, no quiero una nueva fuga. Con lo mucho que me costó que aceptara el matrimonio de Erick con aquella tranquila y buena muchacha; porque este joven a quien mira Joy, la primera nieta favorita de mamá, es un paje que acompaña a uno de los pretendientes, y le corresponde, la mira fugaz y enamoradamente también.
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Dueña de mi Libertad
Historical Fiction"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...