En principio el mayordomo no me terminó de agradar. Es un hombre frío y de etiquetas a mil. Desde que regresé a esta casa me miró como si yo fuese una niña caprichosa que ha vuelto después de hacer un gran berrinche.
El mayordomo jamás me faltó el respeto desde mi primer día vuelta aquí y menos a mi familia entera, pero su mirada no me gusta, es como si me estuviera reprochando todo el tiempo, ni mamá me ve así. Mamá ha pasado la página, pero él no, porque es el mismo y aún peor de antes que yo huya.
No me he fijado si al resto de mi familia mira así, pero no quiero averiguarlo.
Mamá me dijo que el mayordomo estará aquí solo hasta cuando yo lo decida, ella es bastante comprensible conmigo ahora. En cuanto yo lo diga, el mayordomo regresará a casa de mamá porque trabaja allí.
Si uso palabras que usaba mamá, diría que el mayordomo respeta su lugar y de eso no hay duda; el trabajo que realiza en casa es impecable, pero son esos ojos los que hacen que no me sienta a gusto.
Creo no equivocarme al pensar que también me recrimina por haberme casado con alguien por debajo de mi "clase" y no con el insípido. Creo que él hubiera preferido que yo sea la esposa sumisa y callada que mamá quiso que fuera, pero no soy así. Louis no me pone riendas, me deja tomar mis decisiones personales con libertad, deja que me encargue de los niños, deja que sea como soy. Estoy segura que eso es lo que más le molesta al mayordomo. Tal vez si Louis fuese más estricto conmigo y me mantuviera con la cabeza baja, el mayordomo sería feliz.
Más mañana se acaba todo. Miranda me ha respondido y estará de vuelta hoy mismo, su carta llegó poco antes que ella, y adiós mayordomo. Tendré un ama de llaves.
ESTÁS LEYENDO
Dueña de mi Libertad
Fiction Historique"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...