BUSCANDO NUEVAS SOLUCIONES

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Les pedí no decírselo, espero que me hayan hecho caso.

Han pasado dos meses y una semana. Los niños retomaron sus clases, su profesor está completamente sano, lo hice revisar también; así que mientras mis tres hijos toman clases con él, Joy aprende piano y creo que le va bien, pero se nota que no le gusta su nueva actividad. Clarice y yo somos las únicas "libres" en casa. Mamá nos visita de la forma habitual y todo marcha en el orden acostumbrado.

El señor Philip viene cada fin de semana a tráeme las cuentas del banco y no va tan bien.

— Yo no sé manejar esto— reconocí una tarde y traje a Matthew y Erick para que vayan aprendiendo y de paso vean que no cometa un error en las firmas.

— ¿Cuándo podrá salir?— me pregunta el señor Philip.

— En realidad ya debió salir— me río suavemente—, pero el doctor quiere asegurarse que no sufra una recaída, dice que a veces suele ocurrir.

— Lo creo— acepta el buen señor— ¿Recuerda que le hablé de uno de los posaderos?— asiento— la semana pasada se desvaneció de pronto y no volvió a levantarse, fue enterrado hace cuatro días.

— Es terrible...

— Lo es— acepta—, a todos les volvió a entrar el miedo y a sus casas de nuevo, los doctores volvieron y pesadilla otra vez.

— Cerró el negocio— él asiente—, esto no le gustará a Louis, yo no sé qué debemos hacer, pero con la cantidad de gente que ha fallecido...— el señor Philip incluso me dio nombres y son muchos— no podrán pagar sus deudas.

— Ya se nos ocurrirá algo— afirma con confianza—, yo tengo una idea, pero no me atrevo a llevarla a cabo.

— Mejor así— me río con nerviosismo—, hay que esperar a Louis, ya saldrá de su "cárcel", el doctor dice que es así como le llama a la habitación.

— Dos meses y una semana es mucho tiempo.

— Lo es— coincido y miro distraídamente en dirección de la habitación.

En una semana saldrá— no habrá peligro para él ni de contagio para ningún otro— dijo el doctor—. Por cierto ¿sabía que a un doctor se le ocurrió inmunizar a la gente con pus de vacas?

— ¿En serio?— me sorprendí— ¿Por qué?

— Porque dedujo que si se te inocula con ello, ya no podrás enfermar de viruela— y alistó sus pertenecías desinfectadas.

— ¿Y cree que es seguro?

— Quién sabe— se encogió de hombros—. La viruela es una enfermedad aún más terrible que ésta— se refiere a la tifoidea de Louis—, y de lejos más mortal. El doctor ha tenido buenos resultados, y si quiere que le sea sincero, yo no me negaría que me pongan pus de vaca si así puedo evitar otra cosa peor— tiene toda la razón.

Si doy con el doctor que me dijo éste, pondré sin dudar a mis hijos, a mí, a mi esposo, y a todos los que pueda, en fila a recibir pus de vaca.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora