— Ya verá que montar es muy sencillo— dice mi instructor al día siguiente de mi primera lección—, solo aplique lo que ayer le dije. De todos modos yo la ayudaré a subir así que no tendrá que preocuparse mucho— y me ayuda a subir, es la segunda vez que toco la mano de un hombre con mi mano desnuda—, muy bien— dice al verme arriba, estoy nerviosa— ¿Cómo encuentra la montura?— yo asiento en respuesta—. De acuerdo señorita— dice sin perder la calma—, estas lecciones son distintas a las que siempre llevó, aquí necesito que me diga si la silla está bien, si no se mueve, si hay algo que encuentra incómodo; no querrá caerse cuando vaya a cabalgar, porque eso es exactamente lo que le ocurrirá a usted sino habla ahora.
— Mi silla está bien— le digo para que deje de regañarme, todos me regañan, pero trato de evitarlo haciendo caso de lo que piden—, no se mueve ni es incómoda.
— Ve que es fácil— dice sin especificar nada en concreto—. El caballo no se moverá sin avisarle primero, al menos éste no lo hace, por eso es perfecto para aprender— y se pone a hablar de lo que debo o no hacer.
Me doy cuenta que me gustan los caballos, al menos éste en quien estoy montada. Mi vestido no es problema, mamá, curiosamente, tenía uno, pero como yo soy más ancha que ella, lo mandó a arreglar y me queda perfecto; me siento tan contenta conmigo misma que se me olvida de mostrarme a mi altura.
— Me doy cuenta que le gusta estar a caballo— me dice mi instructor y yo borró la expresión de mi cara y me muestro seria de nuevo—, entiendo— dice y sigue con lo suyo. Me enseña a bajar y subir y bajar una vez más— para que le quede claro y no tenga inconvenientes a futuro— me dice y otro tanto de palabras y palabras que memorizo enseguida.
De regreso a la sala con mi madre, ella me mira despectivamente— báñate, apestas a un sucio animal— y yo hago caso sin preguntarme a qué se refería exactamente.
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Dueña de mi Libertad
Ficción histórica"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...