Cabalgamos de noche y de día, solo el horario donde el sol más quema es el que usamos para dormir.
Louis es quien encuentra un lugar para nuestro sueño, también es quien da comida y agua a nuestros caballos y compra algo de comer para nosotros— no podemos arriesgarnos a que te vean— me dice—, yo soy su blanco menos probable— se recuesta en el suelo donde siempre arma un lecho para dormir, yo lo agradezco, él no me ha tocado.
Algo curioso con respecto a mi esposo: Erick, el nombre con el que lo conocí, es un nombre que adoptó para encontrar un trabajo más rápido en mi país, su nombre real siempre Louis.
Llevamos huyendo cerca de una semana.
Louis piensa que es muy poco probable que nos encuentren, pero no debemos bajar la guardia hasta pasar el mar— luego podemos ir más lento y encontrar el lugar apropiado para asentarnos donde mejor nos parezca.
Ya me he acostumbrado a lo áspero de mi cama, a lo sucio de todo el suelo y las paredes, al sudor de mi cuerpo, a asearme con poca agua y a peinar mi largo pelo desordenado. No encuentro nada incómodo, pero cuando tengamos un hogar, lo mantendré limpio por muy pequeño que sea.
— ¿Qué haremos con Niebla y Sombra cuando crucemos el mar?— le pregunto tomando su mano desde el borde de mi cama, Niebla y Sombra son los nombres que le he puesto a los animales que nos ayudan en nuestra huida.
— Niña rica— me dice de cariño—, no pasaremos sobre el lomo de caballos, estás loca si lo crees así— me regaña con dulzura—, iremos en barco, a veces llevan animales, pero hay que pagar más.
Me preocupo, antes no me preocupaba del dinero, pero ahora sé que es vital.
Louis ha rechazado la idea de usar lo que me dio Miranda "guárdalo para cuando tengamos un hogar". Y es él quien se encarga de esto también, de traer algo de dinero para ambos.
— ¿No es malo el mar?— le pregunto otro día soleado después que me diga que estamos cerca del puerto. Tenemos dos semanas huyendo.
— No niña rica— responde adormilado—, el mar no es malo, yo vengo de donde vamos a ir— y se duerme, yo dejo que duerma, es lo poco que puedo hacer, carga conmigo sin quejarse y yo solo puedo agradecer para retribuir su gran esfuerzo.
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Dueña de mi Libertad
Historische Romane"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...