A EMPEZAR DE NUEVO

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Matthew ha adelgazado mucho, ya camina, pero está muy débil, ha vencido la enfermedad, pero aún hay que ser en extremo cuidadosos. Mis otros hijos no se le pueden acercar. El doctor ha dicho que hicimos bien en separarlo de los demás a tiempo, porque si todos se contagiaban seguro alguno no lo contaba.

Preparo la comida por separado, Matthew come aparte, me duele tratarlo así y no puedo consolarlo, el doctor nos dijo que cuando esos puntitos se le secan, es cuando más contagia. Solo Louis está con él, además del doctor, lo ayuda a vestirse, a comer, a asearse, y yo se lo agradezco tanto.

Veo a mi Matthew por la ventana de su aislada habitación, me sonríe, o eso intenta, la enfermedad lo ha dejado tan demacrado, pero el doctor dice que se repondrá en unas cuantas semanas. Mi corazón duele verlo tan cerca y tan lejos, pero al menos pasaron las espantosas fiebres.

Mi muchachito valiente ya ríe desde su aislada habitación y conversa desde lejos con sus hermanos, yo no espero el día que lo estreche de nuevo en mis brazos y sienta su corazón latiendo vivo cerca de mí.

Louis dice que también he bajado de peso, no debo decir que no me importa porque tengo a un pequeño que necesita todavía de mi pecho.

Mi Matthew ya tiene color en su carita, es tan valiente, siempre que paso por delante de su ventana me sonríe y me dice "estoy bien, mamá" y yo me trago las lágrimas para darle ánimos de seguir adelante.

Nuestros ahorros casi se han acabado, apenas nos queda, Louis y yo nos miramos silenciosamente con preocupación porque si otro de nuestros pequeños se enferma nos va a ser muy difícil pagar al doctor, pero la preocupación se nos va cuando Matthew se acerca a paso lento, con el perro a su lado, y nos sonríe.

Mi muchachito, lo abrazo y me digo que me esforzaré el doble, no quiero verlo así de nuevo, ni a él ni a mis otros bebés.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora