VUELVE UNA VIEJA AMIGA

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Miranda ha estado muy ajetreada estos días; mañana, que es su día libre, conversaremos con toda tranquilidad y nos pondremos al día de los largos diez años que no nos vimos.

Y hoy... hoy estoy en mi inmensa sala esperando a alguien que francamente creí que no volvería a ver. Estoy casi segura que no está viniendo a esta casa por propia voluntad sino que mi madre o la suya la han obligado a venir.

— ¿Mi prima?— respondí con toda incredulidad a mi madre.

— Sí, yo me adelanté para hacerte la presentación de ella— me explicó mamá luego del almuerzo—. Ahora es una gran señora, tiene amigas que son mismas consejeras de la reina— entonces Cristina debe estar en las nubes y, espero no exagerar, se habrá vuelto insoportable.

Cuando era una muchacha, nunca terminé de comprender a la prima, mi amiga impuesta, Cristina; era muy extraña, usaba una máscara cuando estaba delante de otras personas, pero cuando estaba solo conmigo se mostraba tan cual era: una chica loca y desordenada que solo buscaba la vida libertina. No teníamos nada en común, absolutamente nada; ella me usaba como un baúl donde guardaba sus sucios secretos y yo la usaba como... ¡yo jamás la usé!

No, no debo mentirme, al final sí la usé o algo así. Mi prima fue la única persona a la que le conté que huiría, Miranda lo descubrió sola y después me hizo confesárselo a su modo, pero no la cuento porque ella sola lo descubrió; en cambio a Cristina no se le ocurrió nada, yo se lo dije por el simple hecho de decírselo a alguien y ella fue la que estaba allí, aun puedo reír recordando su reacción.

Me pregunto ¿Cómo se lo habrá tomado cuando le dije que no huiría y al final sí lo hice?

Parece que no abrió la boca jamás porque mamá dijo que encontró después de mi huida al que nos casó y allí descubrió con quién y todo lo demás; si la prima hubiera abierto la boca, mamá habría sabido que había huido al día siguiente de yo haberlo hecho.

En fin, en una horas me enteraré de cómo tomó la prima mi huida y si realmente habitará en las nubes por las amigas finas que tiene, o si intentará menospreciarme por haberme casado con alguien que ella no imaginaba. De todos modos no me molestaré en caso ella me lance alguna mirada, es la menos indicada en decirme cómo debo portarme.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora