Es cierto que no nos importa el qué dirán, la gente es lo de menos. Si en un futuro mis hijos son rechazados por familias ricas que consideran que sus hijas están en otro rango superior, o si desprecian a mi hija por no estar a la altura de sus caprichosos hijos, no habrá problema. Si mis hijos se unen a familias que están "socialmente" por debajo de ellos, por mí está bien; siempre y cuando sean buenas personas, están bien. No quiero que mis hijos se unan a otros por el status, quiero que ellos se unan por amor, porque así lo quieren, y no temo que elijan mal, para eso estoy hoy aquí, para guiarlos y formar su carácter para cuando ellos tomen decisiones propias a futuro.
Ahora también debo decir que Louis es bastante respetado en casa, a él esto le incomoda en gran manera, pero aquí él es todo un señor. No puedo decir lo mismo cuando alguien ajeno entra en casa, hablo principalmente del tutor, allí es otra cosa y a mí me molesta, pero no a Louis, él se ríe ante las miradas de superioridad que le dirige esa persona.
— Yo me hago cargo— digo y lo dejo ir a ver los asuntos en los que estamos trabajando y que pronto haremos florecer. Louis se va encogiéndose de hombros y yo me quedo para hacer frente al tutor.
El tutor enseña bien, no lo puedo negar, es muy bueno en lo que hace y se merece el respeto y las recomendaciones que hay sobre él, pero no me agrada su actitud.
— No le levantará la mano— dejé en claro el primer día—, si tiene alguna queja de mi hijo me la hará saber, y yo o su padre seremos quienes lo corrijan.
El tutor aceptó mi condición sin queja, pero jamás se dirige a Louis en caso tenga algo que mencionar de Matthew y por mucho que mi esposo esté frente suyo, me hace llamar a mí, y si no estoy en casa, me espera y pasa de Louis.
Cada termino de lecciones, me acerco a Matthew y le pregunto cómo fue el comportamiento del tutor cuando no lo vi, mi hijo no me miente, lo conozco, así que cuando me menciona cualquier detalle a disgusto sobre su tutor, yo se lo hago ver sin dudar.
— No quiero que toque los horarios de receso de mi hijo— le dejo claro también, mamá es quién paga y no le da una propina sino un generoso pago que no recibiría en otra casa, así que el hombre debe aguantarse.
— Mi señora— dice humildemente, cuando le habla Louis, si es que le habla, no se dirige así—, los muchachos no deben perder el tiempo en tonterías de juegos infantiles, no está bien que malgasten un valioso tiempo, considere que el muchacho no será muchacho toda la vida.
— Y por eso quiero que disfrute de su tiempo de receso— recalco—, gusta jugar con sus hermanos y no le impediré divertirse porque cuando sea un joven adulto no podrá.
El tutor asiente humildemente y sigue respetando los horarios libres de mi hijo, para alegría mía, de sus hermanos y de mi hijo mayor mismo.
De lunes a viernes solo hay lecciones desde después del desayuno hasta antes de la cena. Es demasiado para un niño que está por alcanzar los diez. Así que haré recordar cuantas veces sea posible que sus tiempos de libertad, que son media hora cada tres horas sin incluir el almuerzo, sean respetados, ni un minuto más ni un minuto menos.
Los sábados fue y es para la familia.
De lunes a viernes, Louis se dedica estudiar cada punto de nuestra idea, no queremos quebrantar la ley, y yo le ayudo en la tarea, he estudiado un poco de leyes. Ya tenemos casi todo, incluso a quien nos lo va a administrar. Louis irá cada lunes a ver cómo va el negocio y llevar bien las cuentas, eso lo aprendió muy bien con el viejo mercader.
Puede parecer ilógico, pero apenas estamos aquí dos meses.
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Dueña de mi Libertad
Historical Fiction"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...