CHANTAJE

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Mi prima camina en silencio junto a mí, no sabe qué decir para calmarme, yo sé quién sí sabría, pero está lejos. No importa, ya no importa.

— Mamá está loca si cree que yo estaré solo en casa— dice mi amiga con una risa nerviosa, está tratando de levantarme el ánimo y la moral, pero no es necesario— ¿Tú te quedarás quieta cuando te cases con Héctor?— estamos en su habitación, solas ella y yo, la sirvienta está tras la puerta.

Yo digo muy claro, pero en voz baja por la sirvienta que está afuera— no me casaré con Héctor.

— ¿Rompieron?— también baja la voz, parece asustada y no me importa.

— No, pero no me casaré con él— mi prima abre la boca sorprendida—, no me van a obligar a seguir siendo infeliz.

— Joane, tranquilízate, tu mamá solo te estaba probando, no hablaba en serio— trata de calmarme, pero yo estoy calmada.

— Cada acusación que ha dicho hoy, es cierta para ella— le digo y no hay más lágrimas en mí—, pero no me importa, ya tengo mi decisión.

— No puedes negarte— me dice asustada—, esto casi es oficial entre su familia y la tuya, si te niegas en el altar sería un escándalo.

— No voy a ir al altar— digo y ella comienza a palidecer—, este es mi secreto y tú lo vas a guardar como yo guardo los tuyos— ella espera—: voy a huir de casa.

Mi prima se levanta como resorte y sale a su puerta a dar una orden a su sirvienta— quiero dos tés y galletas— le dice— ¡ahora!— y la empleada se va corriendo. Mi prima vuelve conmigo, pone sus manos sobre las mías, está temblando—. Joane, no hables en tu enfado, tu madre solo lo dijo por...

— Porque no me quiere— digo yo—, la conozco, ella no miente. Yo voy a huir a mi libertad.

— ¿Cuándo?— pregunta con inteligencia, sí lo noto y sé lo que busca— ¿con quién?

— Con alguien que desconoces— y mi prima hace medio gesto de victoria—, no te diré cuándo porque todavía no lo sé, pero verás como no me caso con Héctor.

— Y yo que creía que eras una chica tranquila— me dice y me sonríe, pero yo no bajo la guardia— ¿Quién es él?

— Alguien a quien no conoces— repito.

— ¿Ya se besaron?— está emocionada, pero sé lo que trama.

— Sí— respondo haciéndome la inocente—, más de una vez.

— No lo puedo creer— dice, se pone en pie, camina un rato y se sienta en su lugar— ¿e hicieron más?

— Te refieres a "liarse"— y ella abre los ojos sacando su conclusión—, pues no, no nos hemos liado, sigo sin saber lo que es— ella pone cara de desánimo, pero se repone.

— ¿Y qué tal besa?

— Mucho mejor que Héctor, los besos con él son fríos y sin gusto, pero con el otro...— sonrío— me gusta que me bese, me besa con ganas y me gusta.

— ¿Te has enamorado de él?— me encojo de hombros porque no sé qué es enamorarse, tal vez mi madre me hubiera ayudado en ese detalle, pero obviamente no lo ha hecho—. Joane— me pone la mano a la rodilla otra vez—, piénsalo mejor— dice—, cásate con Héctor, déjalo contento y verás cómo se va a soltando contigo, puede que con el tiempo también sigas con el otro.

— No quiero amantes— digo muy firme— y no dejaré que Héctor me trate como su propiedad, no me casaré con él y no me importa lo que piense mamá al enterarse.

Mi prima hace puños y golpea sus muslos con frustración— estás loca— me dice exasperada—, se los contaré todo— sabía que lo diría en cualquier momento—, a tu mamá, a la mía, a Héctor y a su familia, se los diré todo ¡retráctate ahora!— se levanta y va a su puerta, regresa— ¡hazlo antes que alguien venga!

— No— digo yo, ella aprieta los dientes.

— Se los voy a decir, no estoy mintiendo— me dice.

— Y yo te creo.

— Entonces...

— Ve y cuéntales todo lo que quieras— digo—, yo lo negaré todo y diré que son invenciones tuyas, y encima les diré que te lías con tu prometido desde hace unos meses y con un sirviente desde los quince.

Ella abre la boca con más indignación— no serías capaz.

— Más capaz que tú— digo—, anda ahora mismo si quieres, diles todo lo que hemos dicho, no tienes como probarlo, yo sí tengo pruebas contra ti— le miento.

— No me hagas esto— dice acongojada—, guárdame el secreto— me pide—, qué dirá la gente de mí— está acorralada.

Oigo a la sirvienta volver, pongo mi cara de niña bien y le pido que pase, ella entra y nos deja lo que tiene en la bandeja, antes que se vaya le digo que pregunte a mamá a qué hora nos iremos, ella se va y yo me vuelvo a mi prima que espera mi veredicto— yo no diré nada— ella suspira con alivio— si tú no dices nada.

— No podré— me dice con aflicción renovada— se me va a escapar.

— Podrás— digo—, solo piensa en que si se te escapa y en algún momento futuro me sorprenden, a mí también se me va a escapar.

Ella se queda callada— de acuerdo— acepta—, no diré nada, nunca lo diré, pero por favor, mientras más antes te vayas mejor.

Y yo sonrío con triunfo.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora