ALGO QUE COMIENZA A GUSTARME

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— Esta es la primera vez que voy en barco— digo cuando solo hay agua por todos lados— ¿cómo saben que no estamos perdidos?

— Ay, niña rica— Louis me mira con ojos divertidos—, te enseñaron absolutamente nada de la vida ¿para qué tantos instructores?

— Para aprender a escribir, leer, danzar, tocar piano, bordar, aprender geografía, historia— respondo sin encogerme—, matemáticas, lengua, ésa fue en especial difícil.

— ¿Profesor de lengua?— dice en verdad divertido— según recuerdo, yo te enseñé eso— y mira mis labios y yo me sonrojo.

— No delante de todos— lo rechazo—, cuando estemos solos.

— Me parece perfecto— dice con astucia, sé que no intentará más que eso, aun así lo miro yo también.

— ¿Crees que nos busquen allá?— cambio el tema porque en serio no quiero que me bese delante de personas que no conozco.

— Veo que olvidaste que dije que no se atreverán a cruzar— responde un poco apenado por cambiar el tema de mis labios—, los de tu clase no son bienvenidos allá. Tú y yo no viviremos donde está el centro del conflicto sino lejos para evitarnos problemas por tu viejo apellido.

— ¿Qué fue lo que pasó?— le pregunto porque bastante mencionó lo del conflicto.

— En resumidas cuentas: que la clase baja se hartó de la clase alta y por cómo ellos los sobreexplotaban para seguir viviendo su estilo de vida en extremo lujoso.

— ¿Y?

— Y los mataron— dice y yo no puedo creer lo que oigo— a todos aquellos quienes consideraron como explotadores los llevaron a un juicio organizado por el pueblo y los condenaron a morir.

Un nuevo temor me invade y no es por lo que dejé sino por lo que me espera adelante— ¿no es peligroso?— logro decir.

— Llevas mi apellido— me conforta—, no tienes que temer— le creo—, pero recuerda que debes ocultar el sello.

— Lo haré— aseguro.

— Solo por un tiempo— acaricia mi rostro—, hasta que las cosas se calmen y lo están haciendo, créeme que esto ya lleva un tiempo— asiento—. Ahora sí a volver a tus labios— me lleva al lugar donde podremos dormir por la noche y comienza a besarme profundamente. Me pregunto dónde habrá aprendido a besar así.


— Allá está— me dice abrazándome por detrás—, el puerto, mi hogar, mi gente y ahora tú— comienza a besarme el cuello, no lo detengo, me gusta, su labios sobre mi piel es lo más dulce que he sentido.

— Nuestro plan dio resultado— digo cerrando los ojos y dejando que me bese más—, nunca lo sospecharon.

— Pero pudieron hacerlo— me dice sin dejar mi piel—, hubieron muchos huecos que faltaban cubrir, felizmente fueron más torpes de lo que pensé y no dieron con ninguno— una de sus manos sube libremente por encima de mi vestido, desde mi ombligo hasta mi... tiemblo—. Cómo deseo poseerte— susurra a mi oído. Su mano aprieta mi cuerpo y sujeta una parte que otro había mirado constantemente y nunca logró alcanzar, pero Louis sí.

Me muerdo el labio, no sé qué estoy sintiendo, no sé por qué eligió esta parte de mi cuerpo, no sé porque cierro los ojos.

Su otra mano empuja mi cintura a su cuerpo, jadeo y me remuevo inquieta— pero todavía te falta— sus dos manos me sueltan y él busca mis labios y los besa con urgencia, me siento en las nubes. Él deja mis labios y yo sé que estoy sonrojada porque siento el rostro caliente— solo dime cuando estés lista— me susurra otra vez y vuelve a poseer mis labios, yo suspiro y espero que entienda que tiene permiso de tocarme de nuevo... sí, me entendió...

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora