Ha sido un poco difícil tener a mis alumnas de vuelta, sus madres se enteraron de la enfermedad de mi niño y no quisieron que se acerquen a casa. Las comprendo, yo también actuaría protectoramente con mis niños si supiera que pueden estar en riesgo, aunque debo reconocer que mi niño ya no contagia y está muy sano, incluso corre mejor que otros niños sanos de la ciudad.
El doctor sigue con sus visitas y el dinero está escaseando más y más. Louis y yo tratamos de no hablar de ello, pero no podemos decir que no necesitamos del doctor porque si otro bebé se nos enferma, será terrible.
Matthew ya tiene fuerzas y energía hasta de reserva, el doctor ha dejado de venir, y por fin Louis y yo respiramos tranquilos. Todo peligro ha pasado, Matthew está bien y los demás niños no dan síntomas de estar enfermos, el doctor incluso nos ha revisado a nosotros y se ha ido muy satisfecho de vernos a todos sanos.
— Más bien por lo mucho que nos ha cobrado— dice Louis atendiendo a los caballos que ha traído de regreso de la ciudad—, el que más ha ganado con todo esto ha sido él.
— Nosotros también— hago notar a Louis—, mi niño corre y juega; no me arrepiento de haberlo contratado para curárnoslo.
— Tampoco yo, no me malinterpretes— me dice Louis terminando de dar el alimento a los caballos y viniendo para darme un abrazo—, ya puedo dormir tranquilo al saber que Matthew duerme cerca de sus hermanos.
— A trabajar sin queja— asiento, descanso la cabeza en el pecho de mi esposo y respiro con fuerza ante lo que me tiene el mañana.
— A trabajar— repite Louis y asiente conmigo, también está listo.
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Dueña de mi Libertad
Historical Fiction"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...