— Vamos— apuro a mi caballo y sigo al purasangre en el bosque por largos diez minutos. Cuando creo que estoy perdida, otro jinete aparece y lo reconozco, es Erick, silva y el purasangre deja su lado salvaje y trota junto a nosotros a buen paso. Tiemblo de emoción.
— ¡Allí!— grita Erick y yo hago caso, el bosque se ha quedado atrás— aún es muy pronto para festejar— me dice— ¡redobla la velocidad!— y lo hago. Entramos a otro bosque donde él se detiene y yo lo imito—. Ya deben estar buscándote— dice cuando baja para colocar rápidamente la montura completa al purasangre manso—, con un poco de suerte estarán dentro del primer bosque y con lo grande que es, se les hará una difícil tarea— yo respiro con fuerza, es por el nerviosismo—. Baja de ése y sube al que conoces— hago caso y él me ayuda a subir—, por allá hay un acantilado, tú sigue adelante todo lo rápido que puedas y con el sol siempre a tus espaldas, yo te alcanzaré— me asegura y golpea a mi caballo para seguir adelante.
Corre bello caballo, corre.
Mi corazón palpita con fuerza, mi espalda ya no siente dolor quizá por la adrenalina que recorre mi cuerpo. Todo mi ser está más que contento porque sus cadenas se están rompiendo.
Vamos, sigue corriendo, ya puedo oírlos detrás de mí, pero no me atrevo a mirar atrás porque si lo hago caeré en la red opresora de nuevo y no quiero.
¿Estás cansado bello animal? Sigue corriendo porque todavía es muy pronto para creer que soy libre.
Lágrimas de felicidad salen de mis ojos y yo las dejo estar, son lágrimas de gratitud de mí para mí y no las voy a borrar.
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Dueña de mi Libertad
Ficción histórica"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...