— ¿Por qué mi prometido me mira tanto?— le pregunto otra tarde a mi instructor, me lo he pensado con detenimiento y por fin me decidí a preguntarle.
— Porque eres su prometida— me responde con simpleza—, supongo que debe quererte.
— Y siempre habla del día de la boda cuando me mira— su primera respuesta no me convence lo suficiente.
— Está ansioso por casarse contigo— responde sin emoción.
— No lo creo— insisto en seguir con el tema—, ha evitado el hacer público nuestro compromiso ante la sociedad por meses, creo que no le gusto— no tengo idea de por qué lo digo—, pero mira mi cuerpo de forma extraña.
— Ya entendí— dice mi instructor ajustando la silla de montar para que yo vuelva a subir—, lo que quiere es...— me mira y lo piensa un poco— ¿no tienes idea de lo que quiere?
— No— respondo con sinceridad.
— ¿Es que tu madre te instruyó para tanto y no mencionó lo que un hombre quiere de una mujer?
— Hijos— digo—, hijos legítimos, incluso papá lo mencionó— no digo nada del testamento.
— Para que le des hijos legítimos, debes darle otra cosa primero— me dice con una sonrisa casi igual a la de prima cuando menciona lo de liarse— y eso es lo que tu prometido espera que le des.
— ¿Dote?
Él se ríe con discreción, creo que es de los que ríen a carcajadas— no creo que eso le haga falta al tuyo— me dice calmado—, no te lo debo decir yo, pero sí te diré que tu prometido, en este momento, no espera tu matrimonio por tu dote sino porque quiere que le des algo que solo tú le puedes dar— sigo sin entender nada—. No lo pienses mucho, le gustará saber que es él quien te enseñe lo que quiere que le des, solo piensa que lo que quiere es algo más que un beso.
— Jamás nos hemos besado— confieso y es verdad.
— Ustedes los ricos son tan extraños— me dice y me hace subir al caballo listo para el trote.
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Dueña de mi Libertad
Historical Fiction"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...