Hay una nueva preocupación en mí, y es si mi madre y mi ex prometido han alertado al puerto— dudo que hayan llegado— dice mi Louis para tranquilizarme—, deben estar buscándote en los pueblos que dejamos atrás y son en verdad muchos— yo le creo en esto último, pero también soy consciente que Héctor es un Conde y uno poderoso, tal vez hasta el rey del territorio de dónde vengo está enterado que hui porque hasta ahora debe ser muy claro que he huido, y ahí nace mi nuevo temor.
Y mi temor es que nos aprendan en el puerto. A mí me harían regresar con mi madre y a Louis lo encarcelarían para siempre o tal vez lo mandarían a la horca, y mi madre buscaría disolver mi matrimonio de todo modo posible, estoy segura que así sería. Luego mi madre me encerraría en una mazmorra como prometió y toda mi felicidad se convertiría en pesadilla.
— No te diré loca— me calma Louis cuando le hago presente mis temores— porque sé lo mucho que desconoces del verdadero mundo— el puerto está muy cerca, ya se le puede ver—, pero adonde iremos es una región donde está habiendo problemas, una revolución, pero debió calmarse bastante. En el puerto buscaremos una embarcación de ése lugar y verás como no habrá problema.
Cuando logramos ver el puerto desde lejos, notó por primera vez que hay mucha gente, y a pesar de las palabras de Louis, tengo miedo. Cuando estemos en una embarcación y ésta parta, podré estar tranquila— oculta el sello de tu padre— me advierte Louis—, no les gustará saber tu nombre de soltera— hago caso de inmediato y lo oculto. No me gustaría perder el mayor de mis tesoros.
Estamos en el mismo puerto y yo hago lo posible por ocultar mi rostro, al menos mi pelo o mis ojos no tienen un color especial como para ser fácil el reconocerme, pero debo ser precavida— espera aquí— dice Louis a la puerta de un bar—, no sueltes los caballos y no hagas caso de nadie— me aconseja y yo no dudo en aceptar sus consejos—, buscaré transporte.
Lo veo partir y trato de no perderlo de vista, pero desaparece entre la multitud; sujeto las riendas de los caballos con fuerza y me dedico a cumplir la tarea que me ha encomendado.
Las puertas del bar se abren a cada nada y distintos hombres y mujeres salen y entran, todos hacen ruido y ninguno repara en mí, un grupo de tres hombres y una mujer se separan del resto y hablan tan cerca que puedo oír su conversación sin problemas:
— Y el prometido quedó como un tonto— me hielo al escuchar—, la novia se le escapó en las narices— sus colegas ríen.
— Yo oí que se rompió el cuello en plena huida— dice otro—, el caballo fue encontrado a kilómetros de ellos y de la jinete ni rastro.
— La encontró— dice un tercero no muy convencido—, ese Conde la encontró y la encerró en una torre, eso oí.
— Encerró su orgullo— dice el primero—. La madre estaba brava, lo sé de primera mano porque mi hijo trabaja con ella y me lo contó— aguanto la respiración—, casi mata al ex yerno cuando le trajo la noticia de la desaparición de la doncella muy entrada la noche, solo se contuvo porque su posición es más alta que el de ella.
— Doncella— bufa el segundo—, si está viva, ya no es doncella.
— Qué ¿no huyó sola?— pregunta la mujer que iba con ellos— parece ser un plan bien pensado ¿la siguen buscando?
— El prometido— dice el primero—, la madre tiró la toalla y se lo merece, trataba como a un perro amarrado a la muchacha.
— Y el prometido por donde va— pregunta la mujer y me recorre un escalofrío.
— Tiene sus hombres por el norte, este y oeste— alivio—, le quedan más cerca a cualquier fugitivo.
— Pues yo vendría por aquí— dice la mujer—, se comienza por el lugar más improbable de recorrer, si dicen la ubicación correcta, yo empezaría por aquí.
Los otros tres se ríen— una mujer no aguantaría semejante viaje, se muere de cansancio y de hambre, por donde él va está bien— dice el primero y los otros asienten.
— Escuchen mis palabras— dice la mujer—, no la va a encontrar porque se escapó o escapará por aquí.
— De todos modos dice que hay una recompensa— menciona el segundo y yo tiemblo de nuevo— y dicen que es muy buena, más por su orgullo que otra cosa, la quiere de vuelta y la tendrá— y el grupo sigue su camino.
Louis regresa y yo no sé si sentirme alegre o no por verlo, lo que resuelvo hacer es decírselo ya— Héctor ha puesto una recompensa por mi captura— estoy temblando y él lo nota— ¿Qué vamos a hacer?
Él me abraza— embarcar, nuestro navío saldrá ahora mismo— sin temor me lleva por el resto del lugar y directo al transporte que nos lleva a la libertad completa.
— Y si es una trampa— digo antes de subir a la embarcación señalada—, mejor no subamos.
— Vamos a probar— me dice con confianza—, quedarnos es más arriesgado, además es una embarcación que justo acaba de llegar y ve a tu rededor, nadie te está buscando.
Y con temor me dejo conducir a aquella nave que puede llevarnos a la libertad. Nuestros caballos son colocados y yo no puedo dejar de mirar a todos los que están con nosotros en la embarcación, como me dijo Louis, todos son mercantes.
El barco eleva anclas casi media hora después y parte, yo no puedo respirar con tranquilidad, pero dejamos el puerto. A una distancia de quince metros del puerto veo a una persona a caballo mirando con los ojos entrecerrados a todos lados menos al barco que partió, es como si supiera donde yo habría estado y esperara encontrarme pues está justo en el lugar donde yo le dije a Louis que mejor no subiéramos y que esperemos otro, hubiera sido un gran error, Héctor en persona me habría hallado.
— Idiota por no mirar al frente— dice Louis dándose cuenta también—, aunque tal vez no tanto por haber llegado hasta aquí. Por muy poco— me toma de la mano.
— Lo lamento— digo con voz quebrada—, si me habrías oído, estaríamos perdidos ahora.
Louis me abraza y me da un beso de consuelo en la mejilla— yo fui quien bajé la guardia— me susurra—, tú siempre la tuviste alta, no te culpes por ello, sabías que esto podía pasar.
Y respiro con alivio al ver el puerto más y más pequeño, y la libertad más y más grande.
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Dueña de mi Libertad
Ficción histórica"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...