Ahora ya no puedo dormir bien y es Louis quien me deja descansar cuanto pueda porque mi bebé quiere mucha atención y no entiende de horarios, pero estoy bien; soy fuerte por él y me recompensa tomando mi dedo con su manita pequeña y regalándome una sonrisa al sentirse bien atendido. Es tan lindo.
— Casi no se parece a mí— dice Louis sosteniéndolo en brazos—, tiene tu rostro en él— lo levanta en alto y yo me asusto de que se le vaya a caer—. Tranquila niña rica— me dice al verme de seguro con expresión asustada—, no soltaré a mi hijo por mucho que no se parezca a mí, yo también contribuí para que sea como es.
— Tiene tu nariz— digo yo tratando de sonar reconfortante.
— Lo dudo mucho, pero me siento halagado porque tengas la misma nariz que yo— le dice a mi hijo con una expresión divertida.
— Pero está pequeño— insisto—, adoptará el rostro de cualquiera de los dos.
— Todo lo que digas es en vano— dice Louis—, todo en él dice que se parecerá a ti, pero no me desanimaré, el siguiente será como yo y si no entonces el siguiente y el siguiente... y así hasta que consiga mi objetivo.
Y me toca reír a mí— estás loco si crees que tendré tantos, casi me desmayo en él.
— ¿Estás diciéndome que no me darás más hijos?— deja de jugar con mi bebé y me mira serio.
— Casi me desmayo— le recuerdo y él sigue mirándome serio—, quizá tú lo olvidaste, pero yo no— se está molestando—, tal vez uno más— le digo terminando mi juego.
— Todos tienen por lo menos cuatro— me dice Louis.
— No nos alcanzará el dinero con cuatro— ahora sí he tocado un tema serio. Es cierto que Louis tiene trabajo, pero sabe que no le pagan lo suficiente, muchas veces ha dicho en la hora de la cena que su esfuerzo merece un pago más alto, incluso he tenido que ponerme en pie más antes de lo que debía para poder llevarle el almuerzo y evitar así que no coma en la posada, consiguiendo que podamos ahorrar algo más de dinero—. Lo lamento— le digo—, yo debería ayudar con algo, pero no sé hacer nada útil.
— Ya habrá algo más— dice más para él y juega de nuevo con el niño—, además no creo que sea buena idea que consigas algún empleo porque ¿con quién dejaríamos a este pequeño ser que hicimos juntos? Hay que ser sinceros, en estos momentos te necesita más a ti que a mí— se me acerca y pone al bebé en mis brazos—. Buscaré otro empleo— me da un beso.
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Dueña de mi Libertad
Ficción histórica"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...