Ya me debo ir y no quiero, en realidad sí quiero porque mis niños están "solos" en casa y debo ir a verlos.
Me levanto de mi lugar y voy donde está Louis que conversa animadamente con Philip, nuestro hombre a cargo.
— Debo volver a casa— le digo a Louis—, no quiero que los niños estén solos mucho tiempo.
— Dame un minuto— me dice y va a tomar su sombrero.
— Ya tenemos uno aprobado y tres para evaluar— dice el señor Philip muy contento— sumados a los que yo les pasé puede estar contenta, tenemos un buen número.
— Estoy contenta desde que la idea nació— le digo— y es gracias a mi esposo, yo quería otro tipo de negocio— y dejo en evidencia lo que quería por la mirada que pongo en los negocios de la zona.
— Pues tómelo como que también son suyos— afirma— porque con un poco de tiempo verá que ellos crecen gracias a usted, indirectamente.
— Y también a usted— le digo, Louis va a desatar los caballos.
El señor Philip asiente con humildad— y verá que le tendré las cuentas en perfecto orden y su dinero estará a salvo.
— Pero no está de más velar por la seguridad de toda la calle— observo.
— Es cierto— él observa la calle también—, la seguridad ante todo, usted habrá invertido muchos ahorros en este negocio a pesar de lo joven que es, con todo respeto.
— Algo así— le respondo—, digamos que es más por ayuda familiar, todavía nos falta el visto bueno de la Corona, pero el familiar me dijo que no habrá problema, que el permiso llegará pronto.
— Oh, tener familiares que se codean con la alta gente también es bueno— Louis me hace una seña para que salga y me despido del señor Philip y de paso me excuso por no poder ir a verle tan seguido debido ala lejanía de mi tremenda residencia.
— Pero mi esposo le mandará mis saludos todas las veces que venga— le digo de antemano.
— Y tendrá las mías y de mi esposa en respuesta— se despide de mí con una venia de respeto y cariño mezcladas
¡Qué diferencia hay entre la sinceridad de las personas de alma sencilla con aquellas que se dicen más finas!
De regreso a casa una gran noticia nos recibe más para mí que para Louis: ¡Miranda ha respondido a mi carta!
ESTÁS LEYENDO
Dueña de mi Libertad
Ficción histórica"Tú no eres esclava de nadie y nadie decide por ti" esas fueron las últimas palabras que me dijo papá antes de morir. A pesar del tiempo no puedo comprender su mensaje y estoy dispuesta a aceptar las pesadas reglas que me impone la sociedad en que n...