EL FUTURO DE JOY

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Y de nuevo, no me atrevo a preguntarle a mamá.

Louis no ha vuelto a insistir en el tema de lo que yo debería hacer, pero no es necesario, aprendí mi lección y no vuelvo a buscar las respuestas por mí misma. Es verdad, no es bueno que saque mis conclusiones de lo que los demás me cuentan.

Es más, el tema está casi olvidado, Louis y yo estamos ocupados ¡Nuestro negocio va muy bien! Hasta mamá ha dejado de reprocharme por dejar ir a Louis a ver el negocio casi a diario.

— Muy pronto compraremos un terreno y edificaremos un buen edificio solo para nuestro banco— le digo a mamá muy contenta.

— Por qué esperan— me responde ella—, tienen los recursos; todo es suyo, pueden usarlo cuando quieran y como quieran.

— No lo tomes a mal mamá— le digo y tomo sus manos entre las mías—, cada vez nos sentimos más a gusto aquí, pero también sentimos gusto con lo que ganamos por propio esfuerzo— ella no está satisfecha con mis palabras—. Míralo por este lado: a Joy no le tocará nada de la herencia de papá y esto que estamos construyendo puede ser para ella.

— Joy no estará desprotegida— me dice como algo evidente—, es una niña lista, solo deja que le busque una buena familia— y enfatiza—; con un posible pretendiente, darán una buena garantía por su bienestar.

No le discuto, sabe lo que pienso de buscar pretendientes, quiero que Joy elija sola y sin ningún tipo de presión— deja que eso lo decida Louis.

— Está de acuerdo conmigo— me sorprende con su respuesta—. Joy es una niña dulce, mientras más antes encontremos una pareja perfecta para ella, mejor lo conoceremos.


— ¿Haz conversado del futuro de mi hija con mamá y no conmigo?— acuso a mi esposo que parece haberle hallado gusto a traicionarme.

— ¿Qué te dijo tu madre?— me pregunta él disgustado de que lo haya esperado precisamente para esto.

— Que estás de acuerdo con buscarle un prometido a mi hija de seis años— lo vuelvo a acusar.

— No fue eso lo que dije— se defiende, pongo mis manos a la cintura y espero su mentira—. Ella me presionó, no exactamente presionar, solo... no me dejó hablar, me preguntó que si me gustaría asegurar el futuro de Joy y yo dije que claro que sí, luego soltó un millón de palabras y no supe qué decirle y...

— Y aceptaste buscarle un prometido— ahora la disgustada soy yo.

— En un futuro, eso dije— se sigue defendiendo—, tal vez cuando tenga doce, no ahora.

Lo miro con furia— no sé qué haces siquiera conversando con mamá.

— Me llevo bien con ella, tú deberías estar contenta.

— Y ahora yo seré la mala— bajo las manos de las caderas— porque mamá está alimentando a Joy de lo bonito que es estar casada— señaló a la habitación de Joy donde la vi conversando con sus muñecas sobre los beneficios del matrimonio.

— Tú querías que Joy se lleve bien con tu madre— yo abro la boca con indignación.

— Me estás acusando— voy a llorar, siempre lloro muy fácil.

— Está bien, voy a conversar con tu madre— acepta él que siempre prefiere perder cuando ver una lágrima en mis ojos—, solo porque tú quieres que lo haga— añade medio molesto.

— ¿En serio?— sonrío.

— ¿Me estás manipulando con tus lágrimas?— se indigna de nuevo y yo lo abrazo, me estiro todo lo que puedo para intentar llegar a su oído y susurro unas palabras que sé que le gustarán— ¿me estás manipulando otra vez?— dice en otro tono y yo pongo rostro de inocencia— está bien— va a asegurar la puerta y regresa donde estoy yo esperándolo con brazos abiertos.

Dueña de mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora